Pulquerias del siglo xviii

Una crónica del siglo XVIII menciona qué ocurría en las pulquerías donde acudían artesanos, indígenas y personas pertenecientes a las castas bajas:

La pulquería abre a las 12 del día, hacia las 2de la tarde, el jicarero, el mozo que sirve el pulque, hace pasar a tres ciegos conducidos por un muchacho. El uno con un gran guitarrón y los otros con sus bandolones o violines. Las almuercerasllegan con ellos y establecen sus anafres y una indita tortillera comienza a moler y a echar tortillas calientes. Una hora después los bandolones rasgan un estrepitoso jarabe, las frituras de longaniza ycarne saltan en las cazuelas, el maíz molido, el chile y el pulque producen una mezcla de aromas indefinibles, embriagadores para los concurrentes, pero repugnantes y nauseabundos para los que noestán acostumbrados. La concurrencia aumenta de hora en hora, y a las tres de la tarde el espacioso jacalón está completamente lleno. No tardan mucho en reunirse los grupos de conocidos. Unos se sientanen la tierra húmeda, junto a las almuerceras, y comienzan con un placer que les sale por los poros del cuerpo al comer los tacos de chorizo y carnitas; otros al sopear el mole verde con las quesadillasacabadas de freír en manteca; otros establecen sus partidas de rayuela.

Cerca de las tinas de pulque, ocho o diez mujeres de zapato de raso, pierna pelada y enaguas anchas y almidonadas, cantan yzapatean un jarabe, alternando los bandolones y el guitarrón, al acabar el estribillo, se hacen casi pedazos; risas, aplausos, chiflidos, palmoteos, gritos, cuantas formas de ruido se pueden hacer.Dos policías comen muy tranquilos, sentados junto a un pilarón, con sus largas espadas entre las piernas. En el extremo de la pulquería, una almuercera tiene a punto chalupitas de chile verde y unrimero de tortillas blancas y delgadas que despiden el oloroso vapor del maíz. Su compañera ha colocado en la tierra refrescada con el riego unos petates, unas servilletas bordadas de lomillo, una...