querido Diego, te abrazo tu Quiela
Y ese desayuno, como ya supondrán, duró algo más de lo acostumbrado… Y aun dura en mi recuerdo la unión sublimede los diversos sentidos que allí confluyeron.
Nada había leído de la prosa de esta mujer, así que, en el silencio de la mañana, inicio la lectura de este libro que ahora tengo entre las manos y queya, desde sus primeras líneas me tiene entregada, soy presa de sus palabras, de esos sentimientos que reconozco, que unas veces entiendo y otros me hacen enloquecer…
Conocía, como todos, a eseenorme pintor, Diego Rivera; más tarde, profundicé en su vida y en su pintura a través de mi querida Frida, y en mi ansia por conocer a la pintora mexicana descuidé la figura de este Diego Rivera HOMBRE,ese que logra enloquecer a mujeres capaces, independientes y sabias
¿Qué tiene este Diego que las vuelve locas?
¿Y que tiene México que hace que para un pintor el bello cielo de París no tengaluz?
Qué inteligencia y sensibilidad la de Elena Poniatowska al intuir lo que Angelina Beloff pudo sentir por Diego, por el Diego hombre, por el Diego artista, pero sobre todo por ese Diegomexicano que la trasformó, a ella, que ya por sí sola era grande, artista e independiente, una mujer completa.
Doce cartas conforman este libro, doce cartas conmovedoras, y sé que solo la última esrealmente de Quiela, lo sabía al iniciar la lectura del libro, pero me he creído las otras once, no me queda más remedio, porque no soy, o al menos no quiero ser, una mujer generalista, ya saben, no...
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