Rama dorada

Páginas: 8 (1921 palabras) Publicado: 19 de septiembre de 2012
La Rama Dorada

Gustavo Martín Garzo
Voy a decir algo que puede parecer discutible pero en lo que creo firmemente, que el impulso que mueve al escritor a escribir sus libros es el impulso de la felicidad. Lo es, incluso, cuando el centro de éstos pueda ser la desdicha, o llegue a escribirlos bajo el imperio de la desesperación o el dolor. Cuando su escritura sea una agonía insufrible, o subúsqueda, como quería Kafka, la de esos libros que hagan en nosotros el efecto de una desgracia, que nos duelan profundamente, como si fuéramos arrojados a los bosques, lejos de los hombres. Homero era ciego y son numerosas las culturas que han hecho del ciego la figura emblemática del narrador. No es difícil saber por qué. El ciego no ve con los ojos comunes y se le cree capaz, por tanto, de unasegunda visión, entrar en contacto con esas fuerzas libres que constituyen la imaginación del mundo. El don más alto de estas fuerzas es la inspiración. Un (ion que recibimos, pero que en gran medida, como todos los verdaderos dones, debemos darnos a nosotros mismos. Para ello, el centro de nuestro ser debe desplazarse del mundo del día, donde todo es obra exterior, cálculo, instrumentalización, almundo de la noche, que atiende a lo intensivo, a lo excepcional y a lo incondicionado. Este mundo es el mundo de la imaginación, y, por tanto, el (le la literatura. Para la imaginación todo es paisaje interior, fabulación, todos sus datos son incomparables y únicos. Tiene que ver con el deber ser, con el anhelo de una vida en que lo sorprendente y lo prodigioso coexistan con lo banal y lo cotidiano.Recuerdo ahora una pequeña historia. Una historia real, que tuvo lugar hace años en el aeropuerto militar de Villanubla. Entonces no habían traza (lo aún la desviación actual y la carretera cruzaba la pista de aterrizaje. Un agricultor se dirigía a un pueblo próximo llevan (lo en su camioneta a una vaca. La niebla, un error inexplicable, permitieron que la camioneta invadiera alegremente lapista justo en el momento en que aterrizaba un bombardero. El choque fue clamoroso. No hubo víctimas humanas, pero la camioneta quedó completamente destrozada y la vaca murió. El agricultor trataba de explicarse lo sucedido cuando los soldados le condujeron al puesto de guardia. Allí le esperaba el coronel. Estaba muy nervioso y le habló de los riesgos inherentes a la vida militar y de lo difícil queera afrontar sin errores las graves responsabilidades que exigía el cumplimiento del deber. Hizo una pausa, y le pidió disculpas por lo que acababa de suceder. Estaban dispuestos a indemnizarle, a hacerlo valorando tanto su camioneta como su vaca en un precio superior al que había pagado por ellos. Sólo le ponía una condición, nadie debía saber lo que había sucedido esa noche en el aeropuerto. Elagricultor reflexionó unos momentos, y luego movió la cabeza negando. No podía ser, contestó tímidamente. Prefería quedarse sin nada. Cualquier cosa antes de no contar en su pueblo lo que le había pasado a su vaca.
Cabe preguntarse qué hay detrás de una decisión así, una decisión tan contraria al pragmatismo, al más elemental interés, una decisión que hace que nuestro campesino prefiera renunciaral beneficio que podía haber obtenido a cambio de mantener intacto el derecho a contar su historia. La respuesta no me parece difícil. Creo que la pasión de contar es inherente a la naturaleza humana. Que contar es volver a vivir, pero poniéndose a salvo del desorden propio de la, vida. Y que, en el fondo, la verdadera vida no es tanto la que únicamente se vive, sino aquella que al tiempo devivirse se puede contar, o que se vive contándola. Como si vivir verdaderamente sólo fuera estar contándonos algo. Darnos el don de una historia.
También creo que para que exista una historia es preciso que se tenga el sentimiento de lo prodigioso.
No se escribe sin un sentimiento así. Las historias se cuentan porque en algún momento hemos visto brillar sobre nuestras cabezas el resplandor de la...
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