Relato

Cuando no se actúa como se piensa, se puede terminar pensando cómo se actúa.
Si se vive esperando el mañana se pierde el día de hoy.
El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla.
Elque no esté seguro de su memoria debe abstenerse de mentir.


Habían pasado muchos años desde aquella última tarde que le vió. Una de las últimas tardes soleadas de aquel otoño. Ya no recordaba cómofue aquella cita. No como la gente suele describir que se recuerdan las cosas. No recordaba en qué cafetería habían quedado, ni en qué zona. Qué se había puesto ella, ni qué llevaba él. Qué día delotoño era. Si habían comido o no. Recordaba llevar un cinturón que le apretaba al estar sentada y las ganas tremendas que tenía de quitárselo. El sol que entraba por detrás y le calentaba la nuca,mientras el resto de su cuerpo se mantenía helado. El mármol redondo blanco con vetas grises muy frío de la mesa. Ese círculo negro del pié de la mesa de forja sobre el que ella golpeaba constantementecon la puntera de su zapato. La altura del respaldo de la silla que la molestaba justo en la tira del sujetador. El asiento pequeño y duro del que tenía la sensación de que se iba a caer. Latranquilidad del lugar, sin música ni charlas, que a ella no se le contagiaba y no la ayudaba a hilar sus palabras, que parecían más importantes al no poder camuflarse entre el bullicio.

No recordaba qué dijoexactamente, pero sí que habló de las peores cosas de su vida: su familia, su madre, su marcha de casa, su novio. Recordaba la cucharilla de café que sujetaba en su mano derecha para buscar elequilibrio y no caerse de la silla, mientras su mano izquierda giraba y giraba el plato blanco con la pequeña taza de aquel café cortado y sin azúcar que no quería tomarse y que dejó enfriar. Recordaba elamargor en la boca, el dolor en la garganta, al bebérselo de un trago, como una medicina desagradable y la náusea que le produjo. Recordaba el sonido del hidráulico del autobús que paraba cada pocos...