Salud Y Política |

Salud y política |

Sábado, 14 de Mayo de 2011 00:00 |
Anarquía mata poesía
Rafael ALVAREZ CORDERO
Debo decir que admiro y respeto al poeta Javier Sicilia, no puedo imaginar el profundo dolor que siente por haber perdido a un hijo; en su mente debe haber una vorágine de sentimientos, dolor, ira, rabia, rencor, desesperación, deseos de venganza, deseos de muerte, qué se yo; y por encimade todo esto, surge el hombre bueno, el poeta, que sueña, más como López Velarde que como Martí o Neruda, que la poesía puede cambiar a México.Y comienza su camino en la ciudad de la eterna primavera, cual peregrino en el camino a Santiago, lleva dentro de sí los mejores sentimientos, los más puros anhelos de paz; es mejor poeta que orador, porque sus palabras a veces se tropiezan, pero ahí está ysigue adelante subiendo por las montañas que le hacen llegar al Valle de México.Y quienes lo acompañan, inicialmente lo hacen con el más puro sentimiento y solidaridad: hombres y mujeres que también han perdido a sus seres queridos en levantones, secuestros, asesinatos, o simplemente por haber estado en el lugar equivocado en el momento fatal. La caravana sigue pero algo pasa, se comienzan a unira Sicilia grupos de chile, de dulce y de manteca: llega el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, La liga Mexicana en Defensa de los Derechos Humanos, la Red Paz y Justicia, los macheteros de San Salvador Atenco, los delincuentes del SME, el Centro Tlachinollan de Derechos Humanos, la Coordinadora Estatal de Educación de Morelos, emisarios del EZLN, la Liga Lésbico Gay de Bisexuales,Transexuales, Travestís e Intersexuales LGBTTI, y perredistas de las tribus más agresivas.Y al llegar a la Ciudad Universitaria, se une el Comité de Huelga, siniestro grupo que vive de nuestra Universidad y tiene secuestrado un trozo del campus universitario, y llegaron los Zapatistas de Coyoacán y Condesa, los Franciscos Villas, junto con ninis y zánganos sin oficio ni beneficio y todos serevolvieron en el Zócalo.Anarquía mata poesía, y ahí estaba Javier Sicilia tratando de decir su mensaje, decir muchas cosas en poco tiempo, convocar a un cambio en la mente de los asistentes y de todos los mexicanos, pidiendo que las autoridades rectificaran el rumbo de la lucha contra los delincuentes, pero nadie hacía caso, los gritos de repudio a la política de Felipe Calderón fueron cambiando detono, y las voces de “¡Fuera Calderón!” se trocaron en “Muera Calderón”, los ánimos se caldearon aún más cuando, en un arranque que no se entiende, el poeta pidió la cabeza de Genaro García Luna, y con eso tuvieron los reporteros del escándalo para tener “la de ocho” en casi todos los diarios.Y así como el empeño de Sicilia se perdió en el maremágnum de gritos y denuncias, en el otro lado, elGobierno, del Presidente para abajo, mostró una vez más su olímpico desprecio por los ciudadanos, su terca negativa a cambiar el rumbo de esa lucha en la que no se ha ganado nada; es patético oír por enésima vez los exhortos de Calderón en cadena nacional, y ridículo saber que mientras viaja a recibir honores en Washington, envía tweeters como si fuera estudiante de secundaria; anarquía (y estulticia)matan poesía.¿Y los delincuentes? Nunca hubo una mayor celebración de la delincuencia que en ese día, porque nadie se ocupó de ellos, desde sus escondites vieron con alegría cómo los ciudadanos, con los intereses más diversos, atacaron, vituperaron y pidieron la muerte de los funcionarios; imaginamos sus sonoras carcajadas por lo acontecido ese domingo en el Zócalo.Y repito, respeto y admiro aJavier Sicilia, y estoy con él en su inmenso y solitario dolor.\n Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla www.bienydebuenas.com.mx |
Presentación
"La Política Sanitaria Argentina y las Estrategias de Desarrollo" es un meritorio trabajo donde se analizan las políticas sanitarias del pasado reciente. Los autores sostienen que las...