Scott walter - el talisman.doc

Páginas: 505 (126228 palabras) Publicado: 3 de julio de 2011
WALTER SCOTT

El talismán

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CAPITULO I

El ardiente sol de Siria no había alcanzado aún su punto de mayor elevación en el horizonte, cuando un caballero cruzado que había abandonado su lejano hogar, en el Norte, para unirse a la hueste de los Cruzados en Palestina, atravesaba lentamente los arenosos desiertos que rodean al Mar Muerto, llamado también lago Asfaltites, donde lasaguas del Jordán se reúnen en un mar interior, que no envía a otro alguno el tributo de sus olas.
El peregrino guerrero había caminado entre rocas y precipicios durante la primera parte de la mañana. Más tarde, saliendo de aquellos roqueños y peligrosos desfiladeros, había salido a la gran llanura en que las ciudades malditas provocaron, en tiempos lejanos, la directa y terrible venganza delOmnipotente.
El viajero olvidó las fatigas, la sed y los peligros de la jornada, al recordar la espantosa catástrofe que había convertido en árido y triste desierto el encantador y fértil valle de Siddim, antes regado y bello como el Paraíso, y reducido hoy a una soledad requemada por los rayos del sol y condenada a eterna esterilidad.
El viajero se persignó al ver la negra superficie de aquellasaguas, que tanto por el color como por la calidad se diferencian de las de todos los demás lagos, y no pudo evitar un estremecimiento al pensar que debajo de aquella superficie espesa yacían las antes soberbias ciudades de la llanura, cuya tumba abrió el rayo del cielo o la erupción de los fuegos subterráneos, y cuyos restos están cubiertos por un mar que no contiene peces vivos en su fondo nisostiene embarcación alguna en su superficie, y que, como si su lecho maldito fuese el único receptáculo digno de sus fangosas aguas, no envía, como los demás lagos, tributo alguno al Océano. Como en los tiempos de Moisés, toda la tierra de los alrededores era «sal y azufre; ni se siembra ni se labra, ni crece hierba alguna en su superficie». Aquella tierra, como el lago, también podía llamarsemuerta, porque no produce nada que se parezca a vegetación, y ni siquiera pueblan el aire sus habituales habitantes alados. Las aves huyen del olor del azufre y del betún, que, bajo un sol abrasador, exhalan las aguas del lago en espesas nubes, que frecuentemente adquieren la torma de trombas de agua. Grandes cantidades de la substancia fangosa y sulfurosa llamada nafta, que flotan fácilmente sobre lasturbias aguas encharcadas, añaden nuevos vapores a esos nubarrones que pasan, y que constituyen un terrible testimonio de la verdad de la historia mosaica.
Sobre este escenario de desolación brillaba el sol con insoportable ardor, y parecía que todos los seres vivientes se escondían de sus rayos, excepto la figura solitaria que avanzaba lentamente por la arena, y que era, en apariencia, el únicoser dotado de vida en toda la gran extensión de la llanura. El vestido del jinete y las guarniciones del caballo no eran, ciertamente, las más adecuadas para viajar por semejante país. Además de la cota de malla, con guanteletes y peto de acero, que formaban ya de por sí una armadura de peso considerable, llevaba pendiente del cuello el escudo triangular, y en la cabeza el férreo yelmo de visera,del que colgaba una babera de malla que le cubría el cuello y los hombros, tapando el espacio que dejaban descubierto el peto y el espaldar. Sus extremidades inferiores estaban protegidas, como su cuerpo, por la flexible cota de malla. Calzaba borceguíes de acero, como los guanteletes. De su costado izquierdo pendía una ancha y aguda espada de dos filos, con la empuñadura en forma de cruz; alcostado derecho llevaba un puñal sostenido en el cinturón. Asegurada en la silla y apoyada en el estribo, sostenía la larga lanza de acerada punta, que era su arma de combate ordinaria, ostentando su banderola, inmóvil si el aire permanecía en calma, ondeante cuando la agitaba el viento. A este pesado atavío, añádase una sobreveste de paño bordado, muy deslucida y raída, pero que preservaba la...
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