¿Se puede?
PERO ENTRE TODOS
Cuando el pueblo que peregrina en la Arquidiócesis de Barranquilla se subía en el carro del ‘Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización –PDRE’ lo hacía con la firme convicción de que quería que la Buena Nueva de Salvación llegara a todos. Obviamente, esto se daría si todos los atlanticenses se comprometían verdaderamente en trabajar,desde lo que son, tienen y hacen. Fue de gran alegría el saber que TODOS los laicos, religiosos, religiosas, seminaristas y sacerdotes se embarcarían en este carro lujo, siguiendo la ruta queconduciría a nuestra Iglesia Particular hacia ese ideal soñado y anhelado: Una Iglesia Comunión, Participación y Misión.
Pero, para poder recibir el boleto de entrada a este carro se hacía necesarioconocerlo, ponerlo por obra y empezar a organizarnos, para atender la realidad de nuestra Arquidiócesis, buscar estrategias para solucionar las fallas en el proceso de evangelización, caminar haciarelaciones más fraternas y forjar juntos nuestro propio futuro.
Y en este conocer y organizarnos aparecen algunas necesidades para poder poner en marcha el carrito:
Primero que todo, la vinculación detodos los laicos a trabajar unidos. ¡Claro! Si queríamos hacer vida el Concilio Vaticano II en nuestra Arquidiócesis convenía seguir fielmente sus palabras: “Los laicos congregados en el Pueblo de Diose integrados en el único Cuerpo de Cristo bajo una sola Cabeza, cualesquiera que sean, están llamados, en razón de ser miembros vivos, a contribuir con todas sus fuerzas, las recibidas por elbeneficio del Creador y las otorgadas por la gracia del Redentor, al crecimiento de la Iglesia y a su continua santificación. Así, pues, incumbe a todos los laicos la preclara empresa de colaborar para queel divino designio de salvación alcance más y más a todos los hombres de todos los tiempos y en todas las partes de la tierra.” (Lumen Gentium 33)
Luego de la vinculación se hacía necesario la...
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