Ser estudiante de psicologia
“… uno de los aspectos que discriminan a la Universidad de los institutosde formación terciaria consiste precisamente en la capacidad de atender la formación como un dominio que trasciende la mera capacitación profesional.”
Me tomo la libertad de citar a Gabriel Eira(Construyendo aprendizajes, Academia, Akademia y Akademia S.A, pág. 27.Montevideo 2007) como disparador para la fundamentación de esta respuesta. Sinceramente esta frase me permitió respirar. Se sintiócomo un alivio frente a la pesada carga que demanda ser un estudiante universitario en nuestra sociedad uruguaya hipermoderna. No por el hecho de disminuir responsabilidad, si no por el hecho dedisminuir banalidad. La ruptura con el modelo de estudiante presionado y mandatado a obtener un título (validación estatal de una serie de conocimientos acumulados), que deja florecer – o reflorecer – unmandato mucho más antiguo: el de la philosophĭa (del latín, amor a la sabiduría). La búsqueda de conocimiento, por el hecho de conocer, por el cultivo interior del investigador, que produce conocimientoy subjetividad. Sabiendo que la producción de conocimiento termina siendo indefectiblemente un beneficio a la comunidad.
El conocimiento es hoy entendido, a nivel general y sin lugar a dudas, comouna de las mercancías más preciadas. El conocimiento que se compra, se vende, se revende y se terciariza como cualquier otro objeto. El saber no se escapa a la transversalidad de la cultura mercantil.Es por eso que ser estudiante de la UdelaR hoy, en este marco casi totalizador de la cultura global, representa una especie de oasis para un joven que se siente movilizado por instruirse, porproducir, por aportar. Si bien la mercantilización de las producciones intelectuales está acechando constantemente a los focos de producción de conocimiento, poder leer y dialogar con docentes y escritores...
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