Sexo Global

Al sexo lo contienen factores sociales, culturales, políticos, y económicos, y permanece como un poderoso imperativo resistente a todos esos factores. Tal vez esto explique la resistencia a las teorías del construccionismo social, cuyos críticos ven como intentos para domesticar algo que sobrevive a todos los intentos humanos de control.

Pero con todo y lo seductora que suene la frase, “losplaceres del cuerpo” no pueden separarse del mundo exterior. La gente desnutrida, enferma, embarazada, vieja o amenazada por la violencia potencial vivirá la experiencia de sus cuerpos de manera muy diferente; y sólo cuando las condiciones políticas y económicas lo permiten, podemos entregarnos a ciertos “placeres”. De hecho, el placer del cuerpo con frecuencia está moldeado por las condicionespolíticas y económicas; es probable que una trabajadora sexual de un burdel en Calcuta no experimente su cuerpo de forma similar a las de sus clientes (o de hecho como una “acompañante” de alta categoría en Manhattan).

La sexualidad es un área del comportamiento, la emoción y el entendimiento humanos, que a menudo se considera “natural” y “privada”, aunque al mismo tiempo sea un escenario deconstante vigilancia y control. Las sociedades regulan el sexo mediante prohibiciones religiosas y culturales, ceremonias y reglas; mediante políticas legales, científicas, de higiene y de salud; mediante restricciones y estímulos gubernamentales; y a través de toda una gama de prácticas que forman parte de la vida diaria y construyen el “sistema de sexo-género”.

Casi todas las sociedades“tradicionales” (preindustriales) parecen estar organizadas con fuertes componentes homosociales, de tal forma que hombres y mujeres a menudo existen en mundos muy separados, y el matrimonio y el sexo heterosexuales son altamente regulados por medio de ceremonias y rituales, que de ordinario involucran a las familias enteras; más y más gente se ve forzada a negociar la transición entre reglas muy diferentes.Aún así, la más “moderna” de las sociedades mantiene hipótesis particulares acerca de sexualidad y género derivadas de periodos anteriores, y a menudo reforzadas a través de ideologías religiosas y culturales.

El género no es siempre la dimensión más evidente u opresiva en el trabajo en un contexto particular; nosotros creemos, en cambio, que siempre modela la expresión de otras dimensiones.Casi todas las sociedades establecen con mucha claridad las reglas de género y las expectativas alrededor de la sexualidad; la “doble norma” sexual es común a casi todas las sociedades no modernas.

La provisión de placer sexual masculino es parte de los regimenes en las sociedades marcadas por el imperativo de producir así como en aquéllas dominadas por el imperativo de consumir. El regresode esto es la práctica común de definir el deseo sexual como algo que las “mujeres decentes” no experimentan.

“Masculinidad hegemónica”, es decir “la configuración de la práctica de género que personifica la actual respuesta aceptada al problema de la legitimidad del patriarcado, el cual garantiza la posición dominante de los hombres y la subordinación de las mujeres”. La ventaja de estaconceptualización de que permite la existencia de las desigualdades estructurales que sugieren términos, “patriarcado”, estas desigualdades se crean mediante acciones humanas, y afectan de forma muy diversa a diferentes individuos.

En la religión bien pudiera ser que la función social primaria sea controlar la sexualidad y el género en provecho de la masculinidad hegemónica.

Con demasiadafrecuencia al sexo lo regula la violencia. “La violencia es lo fundamental, la expresión de la testosterona del derecho masculino”. Cuando los hombres manifiestan sus miedos sexuales, tienden a hacerlo de manera violenta, y hay cierta evidencia de que la violencia sexual es un elemento creciente de los actuales desordenes globales.

El triunfo del capitalismo liberal al final de la guerra fría...