Silencio

SILENCIO
Cerré mis ojos cuando su hipnotizante aroma me llevó a algún sueño de paz en blanco de antaño. Los segundos al acercarme a ella se hicieron conmovedoramente inmensos. Perdí mi equilibrioemocional ese instante en que el silencio no existía, podía percibir el sonido de su respiración contenida, el silbido tenue de su pecho sugerente y dañado por el invierno, el movimiento imperceptibledel sillón de cuero negro participe de nuestro cálido y maravilloso lento acercamiento.
Había en su hermosa y perfecta anatomía un sincero transparente deseo de sentir calor, su dibujada boca colorcarmín parecía hablarme en un lenguaje que me llevaba a un éxtasis inimaginable.
Moría por besarla. Estaba frente a mi con los ojos cerrados también, dejándose llevar por melodías puestasestratégicamente en la escena, que parecían escucharse a lo lejos.
El incienso recorría mi habitación aquella inolvidable madrugada en que el miedo a sentir se iba sin paradero a buscar la estación del olvido.No pude resistir más y me rendí besando tiernamente su nariz, exhaló un suspiro como despertando de un sueño interrumpido y se quedó, aún con los ojos cerrados, esperando mi próximo paso. Un momentoque duró lo que dura un pestañeo conocí lo que es sentir un dejavú.
Besé su barbilla, sus ojos, sus mejillas y sus ganas.
Mi respiración cesó cuando su paralizante mirada se clavó en mi alma, y labesé en los labios antes de mostrarle que estaba a punto de llorar de emoción.
Aquel beso fue universo y más, un poco más de un puñado de verdades existenciales, un segundo más de lo que significa lapalabra tiempo, una gota más en el extenso vaso rebalsante de las promesas eternas.

Recordé unos segundos, cuando la vi por primera vez. Vestía un elegante saco color verde oscuro donde recaía suextensa y sedosa cabellera, que combinaba con unos incómodos tacones altos. Llevaba un bolso enorme donde podrían caber fácilmente todas mis manías y algo más.
Pasó por mi lado caminando sin...