Simplemente yo

Don José María Arguedas nos relata tiernamente el warma kuyay (voz quechua que significa, amor de niño) de Ernesto hacia Justina, una juvenil belleza andina que servía en la hacienda de su papá y quesólo tenía ojos para el Kuto, el mejor novillero del lugar. Pedro no entendía cómo Ariana, con su cara sonrosada, donde se dibujaba unos hermosos labios y unos brillantes ojos negros, podía fijarseen un indio tan feo como el Kuto, de nariz achatada, ojos casi oblicuos y boca ennegrecida por la coca, alto, piel oscura. Ariana era alegre y delicada y divertida, mientras que el Kuto era tosco,y jugaba con carros y piedras con cara de sapo. Ella cantaba y él dominaba con el látigo a las vaquillas. Pedro era el sobrino de uno de los patrones, apenas tenía catorce años y se sentía enamoradode la cholita que rompía el silencio con sus cantos y coqueteos al indio feoy sucios. No había ninguna esperanza para él, Ariana tenía ojos solo para el Kuto y por tanto, pronto sería su mujer.Pero ni Pedro ni el Kuto, se habían percatado que otro hombre también miraba a la muchacha. Era Don Julio, el otro dueño de la hacienda, quien a pesar de estar casado y tener nueve hijos, se creía conderecho sobre la inocente Ariana. Un día, cuando se bañaba con los niños en la toma de agua, la violó.
Con rabia e impotencia contenida, el Kuto se lo contó a Pedro quien no podía creer losucedido. Don Julio, el socio de su tío había abusado de Ariana, sólo por el hecho de ser su sirvienta.
Pasada la incredulidad, el chico conminó al indio a tomar venganza, a matar con su honda al malditoque había roto sus ilusiones de niño. Pero el Kuto no quería hacer nada contra su patrón. Se sentía un indio incapaz de matar a Don Julio. Tal vez Pedro cuando grande y recibido de abogado haría algo,pero él no, porque seguiría siendo el novillero de los patrones. Sus odios los descargaba con los animales a quienes golpeaba, salvajemente, quizá pensando que golpeaba a quien había robado la...