Sistema Penitenciario

VERDADES Y MENTIRAS ACERCA DEL SISTEMA PENITENCIARIO ESPAÑOL.

José Luis Segovia Bernabé
Dpto. de Pastoral Penitenciaria CEE


1.- Los tópicos.

“Entran por una puerta y salen por otra”, “tenemos el sistema penitenciario más blando de Europa”, “en España sale baratísimo delinquir”, “en la cárcel viven mejor que en un hotel”, “todo son derechos para el delincuente”… Estas yparecidas frases pueden escucharse en el mercado, en el tajo, en el bar e incluso entre los pretendidamente “ilustrados” tertulianos de programas de radio o TV. Se trata de una percepción fuertemente enraizada en el imaginario colectivo, incentivada por la concurrencia de algún crimen horrendo, por haber convertido los telediarios en “El Caso” o por lo fácil que resulta la expansión de estereotiposreferidos a “los otros”. Naturalmente, no se puede negar la existencia de delitos graves que suponen la quiebra de la paz social y un sufrimiento inmenso para las victimas. Se trata, sin embargo, de redimensionar el problema de la seguridad en sus justas proporciones y, sobre todo, de evitar encaminarnos hacia una “democracia totalitaria” que criminalice sin distinción y que acabe por tornarnos atodos en verdugos de todos.

2.- Los datos.

A 30 de mayo de 2008 hemos superado un triste record histórico: se superado la barrera de 70.000 personas encarceladas . Además de este dato cuantitativo, en los últimos diez años se ha duplicado el tiempo medio de estancia en prisión. El mito de que tenemos el sistema penal más benevolente de Europa cayó hecho añicos cuando, recientemente, se hizopúblico que España tiene el tiempo medio mayor de estancia en prisión de los 48 países analizados por el Consejo de Europa en 2007. Baste decir que la media de la UE es de 90 presos por cada 100.000 habitantes y nosotros andamos por más de 155 (la supuesta “dureza” del sistema Alemán lo mantiene en 95/100.000). Por eso, se entenderá que la tasa de sobre-ocupación carcelaria de los 77establecimientos penitenciarios en España supere el 150%. No extraña en este contexto, que en septiembre de 2008, los funcionarios del psiquiátrico penitenciario de Sevilla denuncien que “hay más presos que camas”.

Esto significa que, contrariamente a la opinión generalizada, cada vez se recurre más a la cárcel como respuesta a la criminalidad, incluso en supuestos no gravemente lesivos para la pazciudadana. En este momento, tenemos el doble de presos que en 1990, pero, afortunadamente, ni mucho menos el doble de criminalidad. En efecto, la tasa de delitos por cada 1.000 habitantes se sitúa en torno a 51 (66 en el caso alemán y 69/1.000 de media europea). En suma, lejos de ablandar el trato al delincuente, el llamado “Código Penal de la Democracia” de 1995 ha eliminado las redenciones de penas,ha aumentado el número de delitos, ha incrementado la duración de las condenas y se ha establecido, sobre todo después de las reformas del año 2003, un régimen de cumplimiento mucho más inflexible que justifica las cifras antes aportadas. En otros países existen penas nominalmente más altas (p.e., la cadena perpetua), pero su cumplimiento efectivo es siempre flexible y suponen un tiempo efectivode estancia en prisión menor que el nuestro (aunque no tengamos formalmente condena a perpetuidad). Pocas personas saben que, sin delitos de sangre, hay reclusos cumpliendo condenas de 50 y más años efectivos de prisión mientras, que otros, con muchas muertes encima, tienen fijado un límite de cumplimiento en 30 0 40 años como máximo. De continuarse esta tendencia –y no hay datos para colegirotra cosa- haría falta una nueva macrocárcel cada dos meses, lo cual es inviable desde todo punto de vista.

Por apuntar algunas variables cualitativas que ayuden a entender el panorama, y sobre todo, la correlación que existe entre problemática social y procesos de criminalización de la pobreza, baste señalar que ¾ de las personas encarceladas están afectados por la exclusión social. Por lo que...