Sobre el suicidio

Los suicidas, los escarabajos peloteros y Artaud

«To be, or not to be: that is the question»
Shakespeare

El encuentro de Hamlet con la cabeza de Yorick da comienzo a la fatal pregunta: el príncipe de Dinamarca se encuentra cuestionándose si no le valdría más darse muerte con su propio estilete antes que soportar el sufrimiento y la desazón de mantenerse con vida. Hamlet se interroga porel precio de la vida y de súbito le asalta el presentimiento de que pagamos de más, tanto que probablemente se hubiera matado de no tenerle tanto miedo a la muerte.
La pregunta no es trivial, en ella se nos va la vida si hacemos un intento de coherencia, difícilmente encontraremos a un hombre que no haya pensado jamás en su muerte. La opinión de Cioran sobre aquel que jamás conoció los fantasmasde Hamlet –y no estoy hablando de su padre- es cuanto menos contundente:
«Quien no haya concebido jamás su propia anulación, quien no ha presentido el recurso a la cuerda, a la bala, al veneno o al mar, es un recluso envilecido o un gusano reptante sobre la carroña cósmica.»
Claro que el caso de Cioran y el de Hamlet son muy distintos, el segundo plantea suicidarse porque le aterra lo queestá por venir y además teme a la muerte, mientras que para Cioran la vida no tiene un sentido concreto y la muerte no es ni de lejos tan aterradora como la vida, al fin y al cabo la muerte es «exacta» aunque a su vez, la inexactitud de la vida la vuelve más atrayente que la muerte:
«Todo lo que respira se alimenta de lo inverificable; un suplemento de lógica sería funesto para la existencia,esfuerzo hacia lo Insensato… Dad un fin preciso a la vida: pierde instantáneamente su atractivo».
Pero en cuanto a razones para permanecer con vida, las hay tantas como para suicidarse, exactamente las mismas. Cioran no hace ninguna apología exacerbada de la vida y aunque su filosofía es pesimista tampoco favorece en extremo la opción del suicidio, la considera y juega con la idea pero no llega aprovocar una epidemia de suicidios como Hegesias de Cirene, siendo así que en algunos de sus textos hace un llamado al desinterés tanto como por este mundo, como por el otro, esto, entre otras ventajas, nos ahorraría una gran cantidad de sufrimiento. Es el suicidio que se hace sin ningún motivo y que surge en ese desinterés será el suicidio genuino:
«El suicidio puro. Es él –desafío a todas lasmayúsculas- el que humilla, el que aplasta a Dios, a la Providencia y hasta al Destino».
Plantearse el suicidio puro sería plantearse el suicidio como Gogo se lo plantea a Didi mientras esperan a Godot pese a que estos, como Cioran, no llegaron a suicidarse. Didi y Gogo decidieron quedarse a la espera.
Luego están los que, como Nietzsche, piensan que suicidarse es una buena manera de morirdignamente, adelantarse a la agonía y a la enfermedad, convertir la muerte en un acto libre y consciente, lleno de dicha:
«Se debería, por amor a la vida, querer que la muerte fuese de otro modo, libre consciente, sin casualidad, sin verse uno asaltado por ella…»
¡Y qué bello y lógico parece! Pero luego Nietzsche va más allá en su afirmación:
«Cuando uno hace abolición de sí mismo, está haciendola cosa más digna de respeto que existe: por ella casi merece vivir… La sociedad, ¡qué digo!, la vida misma saca más beneficio de eso que de una “vida” cualquiera en renuncia, clorosis y otras virtudes: se ha liberado a los demás de la vista de uno, se ha liberado a la vida de una objeción…»
« ¿Qué es más razonable: parar la máquina cuando ya ha realizado el trabajo que se le pedía, dejarque siga andando hasta que se pare por sí misma, es decir, hasta que se rompa? ¿No supone este último procedimiento un derroche de los gastos de mantenimiento un abuso de las energías y de la atención de quiénes cuidan la máquina?».
En estos fragmentos ya no sólo se deja ver la idea de regalarse a uno una muerte digna porque sí, sino que también se plantea el suicidio como una manera de...