Software libre
El software libre nació de la mano del propio software en la década de los años 60. Entonces las gigantescas máquinas a las que llamaban computadoras hacían uso de programas cuyocódigo fuente estaba a la vista de todos (los que querían verlo, por supuesto) y se podía distribuir libremente. Esto provocó que ya en esos tiempos, prehistóricos desde el punto de vista de lainformática, existiera una pequeña comunidad de científicos y programadores que intercambiara código, a la vez que informes de errores e ideas. El software por entonces no era más que un valor añadido a lascarísimas computadoras y se solía distribuir gratuitamente por los fabricantes.
La situación cambio radicalmente con el descenso del precio de las máquinas y sus componentes (el hardware) y la progresivanecesidad de un software más potente y con mayores funcionalidades. La ventaja competitiva que el intangible daba a las máquinas llegó hasta el punto en el que incluso había gente que estabadispuesta a pagar dinero por él. Esto que en sí no es necesariamente malo, provocó sin embargo un giro radical en la industria informática: las primeras compañías exclusivamente dedicadas a la creación desoftware aparecieron en el horizonte y se hicieron fuertes en el mercado. En aras de maximizar beneficios (económicos y estratégicos), una de sus tácticas habituales era limitar hasta más no poder lo queel usuario podía hacer con el software que creaban.
De repente, algo tan natural hasta pocas fechas antes como compartir un programa o su código se convirtió en una práctica deleznable y queatentaba no sólo contra el creador del software, sino contra toda la industria del software y, por si acaso, también contra la sociedad y su bienestar. El lector, seguro que muy atento a los temas deactualidad, sabría que este argumento se sigue utilizando de manera habitual una y otra vez en nuestros días por asociaciones de editores y grandes compañías de software: el que copia es nada menos...
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