Tarzan
Edgar Rice Burroughs
Tarzán de los Monos
INDICE
I En alta mar
II Un hogar en la selva
III Vida y muerte
IV Los monos
V El simio blanco
VI Combate en la jungla
VII La luz del conocimiento
VIII El cazador en la enramada
IX Hombre yhombre
X El fantasma del miedo
XI «Rey de los monos»
XII La razón del hombre
XIII Su propia especie
XIV A merced de la selva
XV El dios del bosque
XVI «De lo más extraordinario»
XVII Entierros
XVIII El peaje de la selva
XIX La llamada de loprimitivo
XX Herencia
XXI La aldea de la tortura
XXII Expedición de rescate
XXIII Hombres hermanos
XXIV El tesoro perdido
XXV Puesto avanzado del mundo
XXVI Las alturas de la civilización
XXVII Reaparece el gigante
XXVIII Conclusión
I
En alta mar
Esta historia me la proporcionó alguien que notenía motivo alguno para contármela, ni a mí ni a nadie. El principio del relato podría atribuirlo a la seductora influencia que sobre el narrador ejercían los vapores etílicos de una añeja cosecha. El resto de la extraña fábula llegaría como consecuencia de la escéptica incredulidad que manifesté durante los días siguientes.
Cuando mi sociable anfitrión se percató de lo lejos que había llegadoen su relato y de que me inclinaba más bien a dudar de la veracidad de lo que me exponía, su insensato orgullo asumió con renovados bríos la tarea que había desencadenado la vieja añada vinícola y le indujo a desenterrar pruebas documentales que confirmaban los rasgos más sobresalientes de la singular leyenda: un mohoso manuscrito antiguo y ciertos expedientes polvorientos de la Oficina ColonialBritánica.
No digo que la historia sea verídica, ya que no fui testigo presencial de los sucesos que detalla, pero la circunstancia de que al contárosla asigne nombres ficticios a los protagonistas creo que constituye evidencia suficiente de mi sinceridad al declarar que opino que muy bien pudiera ser cierta.
Las carcomidas y amarillentas páginas del diario de un hombre fallecido hace muchos añosy los documentos de la Oficina Colonial Británica coinciden exactamente con la narración de mi cordial anfitrión, así que os presento el relato tal como, tras laboriosos esfuerzos, me ha sido posible componerlo, a base de encajar las diversas fuentes de que dispuse.
Y si la crónica no os parece digna de crédito, al menos convendréis conmigo en que es única, extraordinaria e interesante.
Através de los expedientes de los archivos de la Oficina Colonial y de los datos facilitados por el diario del difunto, nos enteramos de que a cierto joven aristócrata inglés, al que llamaremos lord Greystoke, John Clayton, se le encomendó la particularmente delicada tarea de investigar la situación de una colonia británica situada en la costa occidental de África, entre cuya ingenua población indígena,según determinados informes, otra potencia europea se dedicaba a reclutar soldados para su propio ejército colonial, tropas que sólo utilizaba para recolectar a la fuerza el caucho y el marfil de las tribus que vivían a orillas de los ríos Congo y Aruwimi.
Los nativos de la colonia británica se quejaban de que a muchos de sus jóvenes se los llevaban encandilados con promesas deslumbrantes, peroque muy pocos volvían después junto a su familia, si es que volvía alguno.
Los ingleses establecidos en África llegaban incluso a afirmar que a aquellos pobres negros se los mantenía en una situación de virtual esclavitud y que después de concluido el periodo de alistamiento, los oficiales blancos aprovechaban la ignorancia de aquellos desdichados para engañarles diciendo que aún les quedaban...
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