Termografia
Yademás estaban los guardias de Azkaban, de los que hablaba todo el mundo. La mayoría de las personas les tenían un miedo irracional, y si estaban apostados alrededor del co¬legio, las posibilidades de queBlack pudiera entrar parecían muy escasas. No, en realidad, lo que más preocupaba a Harry era que ya no tenía ninguna posibilidad de que le permitieran visitar Hogsmeade. Nadie querría dejarleabandonar la segu¬ridad del castillo hasta que hubieran atrapado a Black; de he¬cho, Harry sospechaba que vigilarían cada uno de sus movi¬mientos hasta que hubiera pasado el peligro.
Arrugó el ceño mirandoal oscuro techo. ¿Creían que no era capaz de cuidar de sí mismo? Había escapado tres veces de lord Voldemort. No era un completo inútil...
Sin querer; le vino a la mente la silueta animal que ha¬bíavisto entre las sombras en la calle Magnolia. Qué hacer cuando sabes que se acerca lo peor...
—No me van a matar —dijo Harry en voz alta.
—Así me gusta, amigo —contestó el espejo con vozsoño¬lienta.
5
El dementor
A la mañana siguiente, Tom despertó a Harry, sonriendo como de costumbre con su boca desdentada y llevándole una taza de té. Harry se vistió, y trataba de convencer aHedwig de que volviera a la jaula cuando Ron abrió de golpe la puer¬ta y entró enfadado, poniéndose la camisa.
—Cuanto antes subamos al tren, mejor —dijo—. Por lo menos en Hogwarts puedo alejarme dePercy. Ahora me acu¬sa de haber manchado de té su foto de Penelope Clearwater. —Ron hizo una mueca—. Ya sabes, su novia. Ha ocultado la cara bajo el marco porque su nariz ha quedado manchada......
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