The Piggle

The Piggle:
Según Clare, la mujer de Winnicott, él había realizado anotaciones acerca de su interés en hacer comentario sobre su forma de trabajar con los padres de la paciente.
Si bien esto no llegó a redactarlo, en sus notas escribió “material disperso respecto de los padres - no terapia familiar - no asistencia por separado…”.
Podemos decir entonces que Winnicott ya pensaba que entrevistara los padres de un paciente no es psicoanalizarlos. Sin embargo, es de mucha utilidad para nosotros, analistas, escuchar lo que ellos nos vienen a decir… “de ese niño”.
Entonces hoy nos vamos a ocupar de las cartas que los padres de Piggle escribieron a Winnicott, de aquello que dijeron “de esa niña”. ¿De qué niño nos hablan?


Antes de detenernos en estas cartas, hagamos un pequeño recorridopor el lugar de los padres en el psicoanálisis, acentuando su participación en los tiempos de la estructuración subjetiva. Tratándose de que Piggle comenzó su tratamiento con dos años y cuatro meses, nos detendremos solo en los primeros tiempos. Desde la perspectiva de la estructuración subjetiva podemos decir que un niño tiene un lugar en la familia (en los padres) desde antes de nacer, desde queestos se proponen tener un hijo.
En la madre, el deseo de un hijo es posterior a una operación que en tanto sujeto, favorecerá la ilusión de obtener el falo. Producirá ella la anticipación de un nuevo sujeto por venir cuando aún no es un viviente. Por ejemplo, para quienes conocen el personaje de Susanita de “Mafalda”, saben que aquella niña imaginaba sus hijos desde su más tierna infancia. Estailusión permitirá en una mujer embarazada, por ejemplo, elegir un nombre, hablarle, imaginarlo cuando aún no lo conoce; y más tarde cuando ya haya nacido también le permitirá cuidarlo y hacerlo entrar en la economía libidinal del Otro.
Este retoño de cuerpo va a aparecer en la mujer en lo real mismo de su vida, que es el equivalente de su propia falta.
Ese infance comienza a ser hablado desdeantes de nacer, y después las madres prestarán su voz y sus palabras a aquellas manifestaciones inarticuladas del bebé que se elevarán al valor significante, por ejemplo llora porque tiene frío, llora porque tiene hambre, ríe diciéndome tal cosa. Todo un trabajo que hace el Otro para ingresar a ese niño en el campo de la palabra.
Por su parte, el niño descifrará esos decires del Otro y, de estemodo, irá ingresando en la estructura del lenguaje. Pero para que esto ocurra es menester que estas palabras no estén saturadas de significación. Es importante que se encuentre con algún enigma en el Otro, “algo no sabe”. Entonces este no todo del Otro propiciará la lectura de su decir. Él estará atento a los decires, silencios, mentiras, a todas las hiancias del discurso. Por ejemplo, cuando losniños nos piden que le contemos el mismo cuento varias veces, están sumamente atentos a las mínimas modificaciones.
Son justamente esos desencuentros inevitables en los decires los que permitirán abrir las preguntas en los niños, preguntas que fundamentalmente estarán dirigidas a su sexo y su concepción.
Un día el niño descubre que no era él lo que creía ser: el falo. Ese desencuentro promoveráen el niño las preguntas que dirigidas al Otro, este responderá con sus decires, “algo”… Sencillamente porque no puede decirlo todo. El niño a su vez descifrará y así…



La paciente de Winnicott tuvo que inventar el “babacar” para encontrarse con la posibilidad de armar sus preguntas dirigidas al Otro. Dice Colette Soler “la niña tiene pesadillas que hablan”: el babacar, la mamá negra, gentenegra, etc. Son palabras de angustia que no alcanzan a tener el estatuto de síntoma. Estas pesadillas no eran ese síntoma que se supo armar Juanito con la “fobia a los caballos”.
El babacar surge del diálogo entre la niña y sus padres. Estos la presionaban para que explicara lo que para ella era imposible de decir.
“Babacar es el significante sin significado, que no tiene otro significado que...