Tractatus logio philosophicus
LUDWIG WITTGENSTEIN.
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INTRODUCCIÓN
El Tractatus logico‐philosophicus del profesor Wittgenstein intenta, consíga‐lo o no, llegar a la verdad última en las materias de que trata, y merece por su in‐
tento, objeto y profundidad que se le considere un acontecimiento de suma impor‐
tancia en el mundo filosófico. Partiendo de los principios del simbolismo y de las
relaciones necesarias entre las palabras y las cosas en cualquier lenguaje, aplica el
resultado de esta investigación a las varias ramas de la filosofía tradicional, mos‐
trando en cada caso cómo la filosofía tradicional y las soluciones tradicionales pro‐
ceden de la ignorancia de los principios del simbolismo y del mal empleo del len‐
guaje.
Trata en primer lugar de la estructura lógica de las proposiciones y de la
naturaleza de la inferencia lógica. De aquí pasamos sucesivamente a la teoría del conocimiento, a los principios de la física, a la ética y, finalmente, a la mística (das
Mystiche).
Para comprender el libro de Wittgenstein es preciso comprender el pro‐
blema con que se enfrenta. En la parte de su teoría que se refiere al simbolismo se
ocupa de las condiciones que se requieren para conseguir un lenguaje lógicamente
perfecto. Hay varios problemas con relación al lenguaje. En primer lugar está el
problema de qué es lo que efectivamente ocurre en nuestra mente cuando emplea‐
mos el lenguaje con la intención de significar algo con él; este problema pertenece a
la psicología. En segundo lugar está el problema de la relación existente entre pen‐
samientos, palabras y proposiciones y aquello a lo que se refieren o significan; este problema pertenece a la epistemología. En tercer lugar está el problema de usar las
proposiciones de tal modo que expresen la verdad antes que la falsedad; esto per‐
tenece a las ciencias especiales que tratan de las materias propias de las proposicio‐
nes en cuestión. En cuarto lugar está la cuestión siguiente: ¿Qué relación debe ha‐
ber entre un hecho (una proposición, por ejemplo) y otro hecho para que el prime‐ro sea capaz de ser un símbolo del segundo?
Esta última es una cuestión lógica y es precisamente la única de que Witt‐
genstein se ocupa. Estudia las condiciones de un simbolismo correcto, es decir, un
simbolismo en el cual una proposición «signifique» algo suficientemente definido.
En la práctica, el lenguaje es siempre más o menos vago, ya que lo que afirmamos no es nunca totalmente preciso. Así pues, la lógica ha de tratar de dos problemas
en relación con el simbolismo: 1º Las condiciones para que se dé el sentido mejor
que el sinsentido en las combinaciones de símbolos; 2º Las condiciones para que
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exista unicidad de significado o referencia en los símbolos o en las combinaciones
de símbolos. Un lenguaje lógicamente perfecto tiene reglas de sintaxis que evitan
los sinsentidos, y tiene símbolos articulares con un significado determinado y úni‐
co. Wittgenstein estudia las condiciones necesarias para un lenguaje lógicamente
perfecto. No es que haya lenguaje lógicamente perfecto, o que nosotros nos crea‐
mos aquí y ahora capaces e construir un lenguaje lógicamente perfecto, sino que
toda función del lenguaje consiste en tener significado y sólo cumple esta función
satisfactoriamente en la medida en que se aproxima al lenguaje ideal que nosotros
postulamos.
La función esencial del lenguaje es afirmar o negar los hechos. Dada la
sintaxis de un lenguaje, el significado de una proposición está ...
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