Una Clase Extra
Empieza un nuevo día de clases, pero este no es un día cualquiera, tiene algo de especial para muchos alumnos de la FUNLAM (Fundación Universitaria Luis Amigó), en especial paraJuan Pablo Rodriguez y algunos de sus amigos que solo esperan que llegue el momento para aprender y descansar como se lo merecen, o bueno eso es lo que se escucha en las voces de estos estudiantes.Son las 9 00 am del día viernes y todo se empieza a alborotar en la plazoleta, sin pensarlo dos veces ya las miradas están preguntando a qué hora va a empezar el festín que es obligado cada ocho díaso cada que se quiere, lo primero que dice Juan Pablo cuando habla con los compañeros de estudio es: ’’ ¿Cuibo, que hay para hoy?’’
Jóvenes entre 18 y 24 años sin muchas responsabilidades empiezan areunirse al rededor de las mesas para ir planeando su día de diversión, unos más animados que otros no ven la hora de salir de la cárcel sin rejas para empezar a alzar sus codos al ritmo de lamúsica, y es así como este joven universitario empieza su acostumbrada rutina de todos los viernes.
Del grupo de 10 o más amigos quedan solo 4 esperando al son de los tamarindos, el resto se ha ido aahorrar espacio en una nueva clase esperando que pase rápido el tiempo para reunirse con sus compañeros de rumba, pero su despedida es un poco rara, pero a su vez muestra el deseo de ir a pasar un ratoagradable, ‘cuidado se demora, ojo pues, acá lo espero para que cuadramos’ es lo que afirma que no puede pasar nada raro para que Juan se quede sin su momento de entretenimiento.
Mientras algunosempiezan a desesperarse porque el reloj no avanza a gran medida, Pablo y los amigos que quedan salen de la universidad en busca de su alimento, unos un poco más tranquilos empiezan a buscar que comer,almuerzos de 2 mil pesos en adelante son los que hay en el menú de muchos de ellos, otros son más humildes y llevan la famosa coca con su buena porción de amor y calor de hogar.
El reloj va...
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