Una Mirada A La Vida De Pedro Cieza De Leon

Una mirada a la vida de Pedro Cieza de León.
EL SEÑORIO DE LOS INCAS.
Una noticia en una carta[1], irrumpe en el cosmos de la investigación y en la estadía de Don Pedro Cieza de León en el virreinato del Perú[2]. Esa carta le hace decidir, estrepitosamente, viajar a su tierra natal; Llerena, en los dominios de la provincia Extremadura, ciudad del ultramar país de España. El contenido, deaquella carta, esta en las manos de los dioses de la historia, es misterio para los mortales, pues hasta hoy no se conoce el contenido de aquel preciado documento. Nos queda solo afirmar, que lo impregnado en aquellas hojas es una respuesta. Así es; es una respuesta, en vista a la existencia de un antecedente histórico; otro documento primigenio, en donde en sus pétalos habita un requerimiento. Enesta primera misiva, Don Pedro Cieza de León, solicita a sus vecinos además de amigos[3] de infancia, de su entrañable; Llerena. Gonzalo, Luis y Juan, puedan desposar a nombre suyo a Doña Isabel López[4]. Mujer elegida por el, para compartir el resto de vida que le queda. Aun no esta claro con cuantos años contaba Don Pedro Cieza de León, en aquel momento, ya que es, aun, discutido por eruditos dela historia la fecha de su nacimiento[5]. Sin embargo, inobjetable, es saber el año de aquel hecho, hito importantísimo en su vida personal. Era en 1550, cuando un Don Pedro Cieza de León, hacia un alto a sus tareas de historiador, para tomar sus exiguas posesiones, partiendo a España. Se le puede imaginar, como un rapsoda enamorado, apresurado, corriendo a los brazos de su amada – doblementeembelesado; por el arte de la historia y el arte del amor– con quien quería contraer nupcias. Seria, quizás, completado, sus dos amores en un poema, de palabras palpitantes por el amor de su Isabel y de letras históricas de una cultura incaica que el admiro y respeto plenamente. Conjugando, perfectamente, su vida emocional con su vida intelectual. Nuevamente, lo cierto, nos despierta, pues como ya secomento, lo real, es que no se sabe porque, aquel historiador adelantado casi 400 años a su época[6], por lo magnánimo de sus creaciones literarias[7], dejaría el Perú, después de tres años vividos en su vientre, para no volver jamás. Cuatro años, después, se apagaría su vida, para los hombres de su tiempo, aunque, para un tiempo inmóvil, es eterno, pues vive, entre nosotros; los humanos de carney hueso, con sus libros de historia andina y castellana.
Los ojos no se fatigaban, cuando Don Pedro Cieza de León, se dedica a su pasión; la de escribir sobre la historia de los Incas y de sus compatriotas. Dice, el mismo, en el preludio de su crónica; “que el descansaba escribiendo cuando sus camaradas lo hacían durmiendo[8].” Cuantas hojas serian cubiertas por su pluma y su puño, cuantosmecheros habría sido consumidos por largas, interminables y exultantes noches escribiendo. Cuantos amaneceres lo exiliaban de su pupitre, para continuar con sus trabajos; la de conquistador, la de cronista, empero, principalmente la de testigo. Por ende, es fácil sentir su anti fatiga, pues durante los días, se dedicaba a recopilar valiosa información de primera mano, es decir, de la fuente primaria,entrevistando a los protagonistas de la historia; hombres y mujeres, de todas las edades. Todos eran sujetos de observación, de aquella visión histórica, antropológica y sociológica. Don Pedro Cieza de León, tenia, bastante claro, como abordar su investigación, sus ojos eran la Geografía, sus oídos eran la Cronología[9]. Su mayor genialidad, fue desarrollar una historia de largo aliento, unahistoria con sentido al considerarla como una evolución humana única y lógica. Como dirían los historiadores franceses de la Escuela de los Anales[10]; de larga duración[11]. Diligente buscador de lo verosímil, navegaba por las fuentes. Cuanto mejor, que conociendo, a los actores de lo acaecido, es más, de lo que estaba sucediendo.
En sus tres años en el centro del antiguo imperio de los Incas[12],...