Una rata almizclera cayo en nuestro estanque
Sepulté el cadáver del intruso bajo los abetos del jardín y limpié con un trapo la pista de tiro. Puesto que el estanque carecía de drenaje, la limpieza seconvirtió en un ejercicio de persecución de la sangre, tan emocionante como escuchar la Sinfonía del adiós de Haydn, con la aguja quieta en el mismo surco. De modo que me puse a reflexionar acerca de lasangre. La sangre no consistía tan sólo e esa materia desagradable que, en condiciones normales, permanecía dentro de la rata; era también su secreto de vida vertido hacia afuera (…)
La rata había sidolanzada a tierra de cualquier modo desde su mar interior. Millones de glóbulos rojos se coagulaban y desintegraban, al tiempo que las moléculas de hemoglobina eran incapaces de discernir cómo y dóndetransferir sus cuatro moléculas de oxígeno. (…) Entre la maraña de proteínas de desintegración, había glóbulos blancos, vivos, tan vivos como las moléculas que vemos a través de un microscopio. (…)...
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