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unta es: ¿qué representa el dibujo, un sombrero o una boa? La respuesta ingenua será que el dibujo representa una boa porque eso es lo que intenta representar el aviador y no el sombrero que ven las“personas mayores”, ahora bien, ¿hasta que punto la voluntad del artista debe ser impuesta al espectador? Por lo general no estamos dispuestos admitir, aunque sea una posición muy discutible, quenuestras valoraciones estéticas estén sujetas a criterios externos a nuestra propia sensibilidad. Nosotros como espectadores no solemos asumir sumisamente la interpretación del autor como la única válida,analizamos y sentimos la obra de arte desde nuestra propia perspectiva, que consideramos al menos tan cierta como la del propio creador.
Sin embargo, debemos intentar comprender que a una perspectivaestética más objetivista no le falta tampoco argumentos. El artista al crear su obra desea transmitir un mensaje, si crea desde una mentalidad objetivista, el hecho de que el público interprete laobra de un modo distinto a como él pretende no podrá menos que generarle sentimientos de frustración. Imagina un director de cine que hace una película pretendidamente de terror y que al público leproduce risa. La voluntad del director y del público entran en conflicto y lo más habitual será que el director no sienta con gusto esta incomunicación entre los sentimientos que quería producir a losespectadores y los que realmente produce. De aquí la frustración del dibujante del sombrero-boa ante las personas serias.
Personalmente considero que la obra de arte, como todo objeto que percibimos,está encadenada a una continua interpretación de los sujetos. El filósofo que escribe un ensayo y le da publicidad no puede pretender ser el único interprete, aunque sea de su propia obra. El hecho decompartir conocimiento o sensaciones estéticas debe partir de la idea de que el público receptor no es un elemento pasivo sino también creador. Somos todos artistas ante la obra de arte y pensadores...