Vecinos distantes

El retrato de la elite no
siempre es fiel: la prensa mexicana es
menos dócil de lo que Riding sugiere;
la televisión privada no moldea a la
opinión pública en un grado extremo,
laantigua alianza de los obreros con
el gobierno no depende de la vida de
Fidel Velázquez aunque sí se ha vuelto
inestable. En otros casos el reportaje
es más preciso: el sectorprivado,
en efecto, resiente desde 1982 un
grave distanciamiento con el gobierno;
la iglesia es una fuerza potencial
de división aunque contribuya a la
estabilidad; el ejército carece detradición
aristocrática y de presupuesto:
es despolitizado y leal. Los villanos
del retrato son los intelectuales. Riding
no oculta su desdén por esta
clase privilegiada que vive enuna “relación
incestuosa” con el gobierno
renunciando a su responsabilidad pública
-la crítica- a cambio de dinero,
puestos y prebendas. La imagen
no es falsa: es exagerada.Siempre
han existido en México intelectuales
independientes de los dogmas ideológicos
y los puestos públicos.
La descripción de la “Oposición
(generalmente) leal” es (generalmente)verosímil: la izquierda, pulverizada
y sin arraigo popular, influye a
través de la prensa, los ámbitos académicos
y culturales. La derecha,
más poderosa electoralmente, ha tomado
fuerza araíz de la crisis económica.
El Partido Acción Nacional (PAN)
era casi un cadáver en 1976. Hoy es el
mayor dolor de cabeza para el gobierno
y el PRI, acostumbrados desde
1929 aganar, por la buena o por el
fraude, “de todas cosas”. “El sistema
-escribe con acierto Riding- no carece
de alternativas... pero si no muestra
flexibilidad o imaginación, podríadescubrir que en los ochenta la democracia
se ha vuelto, a un tiempo,
un mito demasiado importante y difícil
de desmantelar, o una realidad demasiado
peligrosa y difícil de tolerar”.