Violencia en Nicaragua

Identidad y violencia en Nicaragua
La violencia en Nicaragua no es un fenómeno nuevo y ajeno a nuestra realidad. En los últimos años se ha presentado en múltiples manifestaciones y ha tenido efectos perniciosos y cruentos que se han plasmado en el ejercicio de la fuerza física y moral; en la coacción, sanciones y mecanismos coercitivos.
En parte, el fenómeno de la violencia en nuestro paístiene su explicación debido a que varias generaciones de nicaragüenses crecieron en una sociedad militarizada y en conflicto consigo misma. Aprendieron a hacer y a sufrir la violencia. Incluso muchos viajaron a la antigua Unión Soviética y otros a los Estados Unidos para ser educados en la violencia, bajo el ideal de defender proyectos políticos yuxtapuestos.
Al terminar la guerra se inició unproceso de inserción, que en lo general falló al reducirse a desarmar al ejército y entregar tierras a los desmovilizados de ambos ejércitos, olvidando que también era importante ayudarles a integrarse en la vida social y productiva.
La mayoría de los desmovilizados al no poder insertarse a la sociedad optaron por vivir al margen de la ley, otros organizaron pandillas o en el peor de los casos serearmaron para formar bandas de delincuentes. Lo más trágico de este panorama es que nuestra sociedad, hasta el momento, no está preparada para integrar a las generaciones que crecieron bajo la égida de la guerra.
En la Nicaragua de posguerra, también ha contribuido a generar un clima de violencia la falta de profesionalismo de la policía y la debilidad del sistema judicial, por la falta de unacarrera judicial y estar presto al soborno o al manoseo político.
Uno de los elementos claves para luchar contra la cultura de la violencia sería la investigación y la administración de justicia. No obstante, la reforma del sistema judicial presenta dificultades intrínsecas.
Antes, el control de la criminalidad era hasta cierto punto más eficiente, porque reprimía sin mayor consideración y porque serespetaba el debido proceso. En la actualidad, el respeto al debido proceso y a las leyes parece favorable al delincuente, quien queda en libertad con relativa facilidad.
La falta de credibilidad del sistema judicial y el temor a las represalias hacen que la mayor parte de las víctimas de la violencia no denuncien el hecho antes las autoridades competentes. En la actualidad, el sistema judicialcarece de los elementos indispensables para operar, por ejemplo, un programa para proteger testigos.
A estos factores se suma otro que ha contribuido a la violencia excesiva: la ilimitada libertad individual que lleva en sí implícita la idea de la despiadada competitividad, sin ningún tipo de límite.
Esta ilimitada libertad ha conllevado a la disolución de los controles familiares, comunitarios,sociales, estatales, religiosos y asociativos, y con ello genera un clima favorable para el surgimiento de conductas sociopáticas y misógenas y favorece la circulación descontrolada de drogas y alcohol.
No obstante, la violencia no solamente la podemos definir por el uso de la fuerza para obtener alguna meta contra la voluntad de alguien, también se da en su aplicación indirecta, muchas veces nofácilmente perceptible, y quizás no necesariamente consciente o inmediatamente voluntaria, de la fuerza estructural que se traduce en la explotación, imposición y dominio.
En esta nueva concepción de la violencia tiene sus raíces en las mismas estructuras sociales, es decir en las posiciones desiguales de poder entre los elementos y actores sistémicos. Proviene de las configuraciones deestratificación de las relaciones jerárquicas que unos actores mantienen sobre otros y que se manifiestan en expresiones culturales de dominio, marginación, impotencia y exclusión de las víctimas de esa violencia.
Sus motivaciones éticas se fundan en el egoísmo radical de individuos y grupos que tienen como fin único y primordial de dicho ejercicio de poder, la imposición violenta de sus intereses...