Volverse Genio

VOLVERSE GENIO

El hecho de que tan pocos hombres se esfuercen por ser genios me produce, en serio, una gran pena.
El genio es, por unánime testimonio de él mismo y de su criado (silo tiene, o del biógrafo, es lo mismo), un infeliz. Tal vez sea aquel al que Kierkegaard llamaba, con dolorosa insistencia, el más infeliz. Hasta los albañiles de la psicología (de los laboratorios), saben que elrefinamiento de la sensibilidad y la elevación del pensamiento llevan consigo un sufrimiento constante y agudo.
El genio crea más que los demás, pero ve todavía más de lo que crea, y, de esta fuerza limitada para crear y de esta infinita fuerza para ver nace en él un sentido angustioso de la propia poquedad y debilidad; surge una humildad que no es la del pobre espíritu en perfecta alegría deabandono, sino aquella otra, más profunda todavía, del rico de espíritu en perfecta tristeza de esfuerzo.
Quien esta en el fondo de este valle, que no solo es de lágrimas, sino también de fertilidad y de sudor, no ve más allá de lo que necesita ver, y permanece, como los beatos de Dante, tranquilo y sosegado, beato también él.
En cambio, quien escala los precipicios y consume, literal yalegóricamente, su carne en la ascensión –es decir, que se hace cada vez más espíritu- llega allá arriba, donde las colinas parecen llanuras y las montañas colinas. El cielo más límpido se extiende de hora en hora como una ola en el agua; la respiración es más difícil en aunque aire más frío, pero la gran estrella del día esta más cerca y sus rayos llegan hasta allá todavía vírgenes, antes de debilitarse yvelarse en las más brumas inferiores. Entonces el genio no sólo ve, revé lo que dejó, recuerda aquello de que había huido, da un sentido a lo que parecía no tener significado y expresa lo que antes era mudo para él, como para todos. Ante la inmensidad de la visión y la inmensidad de la obra que esta visión requiere, el genio se siente de nuevo como el niño al que Agustín encontró, una mañana, ala orilla desierta del mar. Se siente impotente gracias a su propia mayor potencia, y sus ojos le parecen ciegos precisamente porque ven mucho más que los ojos de sus hermanos.
Ésta es la primera y no la única raíz de la infelicidad genial. De las otras innumerables no podemos hablar aquí.
La psicología del genio todavía no está hecha, ni la vamos a buscar entre las diagnosis comparada deMoreau de Tours, de Lombroso o de Moebius. La encontraremos más bien en los recuerdos de los mismos genios o en las páginas de los grandes platónicos. Para decir una cosa que queremos decir nos basta reafirmar que sólo gracias a los genios la Humanidad es digna de algún respeto, que solo por los genios podemos esperar algo del futuro, que solo por los genios hasta la vida del hombre vulgar se hace mássoportable. Se lo debemos todo a los genios: de la lengua que hablamos cada día a la poesía que nos salva de cuando en cuando de la abyección; de la rueda que nos transporta por los caminos de la tierra a la verdad que nos hace firmes en el mundo. Incluso los más oscurecidos individuos viven una mejor vida a cuenta de esos benefactores de los que no saben ni tan solo los nombres.
El genio es, ensentido absoluto, el redentor de los hombres, el que salva e ilumina a precio de dolores y de tormentos totalmente suyos.
Si consideramos a los hombres, dejando al genio aparte, sentimos, según nuestra naturaleza, o desprecio, o asco, o espanto, o piedad. La Humanidad que come, bebe, viste y calza es una variedad zoológica que reúne en sí todos los sucios horrores de las otras especies.
Enesta manada sin fin de simios glotones, lujuriosos y crueles solo los genios se nos aparecen dignos del nombre de hombres. Solo en ellos se realiza aquel hombre del que ellos mismos han creado el alto concepto. Solo ellos –aun con sus momentos apayasados y cobardes- nos parecen capaces de moral, aunque su vida sea alguna vez culpable; solo ellos son, en el sentido espiritual de la palabra,...