Washington Masonico

[pic]

Prólogo

Un presidente honrado y profético

David Seaton

«El primero en la paz, el primero en la guerra, el primero en el corazón de sus compatriotas». General Henry Lee (padre del general Robert E. Lee), Elogio fúnebre de George Washington

G

eorge Washington, el primer presidente de Estados Unidos, universalmente considerado por losnorteamericanos el «padre de la Patria», es el gran símbolo, el icono norteamericano por excelencia. El retrato inacabado de Washington por Gilbert Stuart, conocido como «el del Ateneo», que adorna el omnipresente billete de un dólar, es el mismo cuadro cuya imagen, reproducida hasta la saciedad, ha colgado durante generaciones y generaciones de los millones de paredes de aulas escolares de EstadosUnidos. ¿Qué pequeño norteamericano sentado en su pupitre no ha sentido la seriedad, la severidad y la autoridad imperturbables de la mirada impávida, pero bondadosa, del Washington de Stuart? Su frente amplia, inteligente, la nariz poderosa, la mandíbula granítica, los labios firmemente apretados contra la incomodidad de sus famosos dientes postizos de madera están impresos en lo profundo delsubconsciente norteamericano.

En el folclore de Estados Unidos, Washington simboliza la honradez absoluta y una integridad prácticamente sobrehumana. Un capítulo imperecedero del acervo popular norteamericano es la historia de George Washington y el cerezo, completamente apócrifa, sobre un Washington niño, supuestamente angelical, al que regalan una hachuela a los seis años de edad y queinmediatamente tala el cerezo preferido de su padre. La continuación de la famosa anécdota es la siguiente:

«—George —le dijo su padre—, ¿sabes quién ha destrozado el bonito cerezo que tenía yo en el jardín?

»—¡No soy capaz de mentir, padre, usted sabe que no soy capaz de mentir! Lo he cortado yo con mi pequeña hachuela».

Luego viene la moralina: «Desapareció el enfado delrostro de su padre y, estrechando tiernamente al niño entre sus brazos, le dijo: "¡Hijo mío, que no tengas miedo de decir la verdad es para mí más valioso que un millar de árboles! ¡Sí, aunque les hubieran brotado flores de plata y tuvieran las hojas del oro más puro!"».

Aunque lo cierto es que él jamás dijo nada parecido y aunque, en estos tiempos nuestros cínicos y descreídos, la historiase haya convertido en poco más que un chiste, esa frase, «¡No soy capaz de mentir, padre, usted sabe que no soy capaz de mentir!», es probablemente la cita más famosa de Washington. Sinoné vero é ben trovato, porque, de hecho, la honradez de Washington era proverbial. En su primer discurso de toma de posesión como presidente de Estados Unidos, en 1789, se refirió a su remuneración con lassiguientes palabras:

«Cuando tuve el honor de ser llamado por primera vez a servir a mi país, entonces en vísperas de una ardua lucha por sus libertades, la forma en que opté por el cumplimiento de mi deber exigía la renuncia a cualquier compensación monetaria. Desde la toma de esta decisión, mi parecer no ha cambiado, y, por lo tanto, me veo en la obligación de pediros que no me incluyáis en loshonorarios personales que debe contemplar una disposición permanente para el Departamento Ejecutivo».

En una época en la que, en su gran mayoría, los ex presidentes y ex primeros ministros amasan auténticas fortunas con sus memorias, sus conferencias, sus honorarios como consultores o en los consejos de las grandes multinacionales, la negativa de Washington a aceptar sueldo alguno porgobernar los Estados Unidos de América se revela fantástica e improbable, como si del mito del dios hindú Rama o de cualquier habitante del Olimpo griego se tratase.

La alocución más famosa de Washington es, con diferencia, su Farewell Address o discurso de despedida, que pronunció el 19 de septiembre de 1796 tras negarse a aceptar un tercer mandato en el poder. Para muchos norteamericanos de...