What

Apuesta por mí



Susan Donovan


























Para Emma Jenkins, psicóloga conductista de animales, el amor ha estado al final de su lista de tareas diarias desde que pasó por un terrible divorcio. Pero todo cambia el día que el apuesto Thomas Tobin entra en su consulta con un crestado chino tembloroso llamado Hairy, que parece una ratadesnutrida más que un perro. Y la encantadora sonrisa de Thomas hace que se dispare el deseo sexual dormido de Emma.
Thomas no está buscando una aventura. De hecho, no quiere saber nada de mujeres. Sólo necesita averiguar si Hairy presenció el asesinato de su dueño. Pero algo le dice que pedir a Emma que le ayude sólo le traerá problemas… en forma de tentación. Sobre todo cuando estaatractiva mujer le hace creer que todo es posible, incluso el verdadero amor.
Capítulo 1




Es sólo un minuto




Emma se quedó boquiabierta al entrar en la sala de reconocimiento, aunque no sabía cuál de las dos criaturas que había allí le alarmaba más.
¿El pequeño manojo tembloroso de piel y huesos que andaba por el linóleo soltando orina con las uñas largas y los ojos saltones, oel hombre de metro ochenta con un elegante traje que estaba girando su cabeza rubia con un ojo gris metálico entrecerrado como si estuviera apuntando directamente a sus glándulas hormonales?
—Buenos días, caballeros. Soy la doctora Emma Jenkins —sacó una mesa de reconocimiento portátil de la pared y tomó aire antes de volver a mirarlos—. Parece que tenemos algunos problemas.
—Así es —lavoz del tipo era tan rígida como su postura—. Y me temo que son potencialmente graves.
Asintiendo, Emma miró del hombre al perro —sí, había sido la primera de su clase y estaba casi segura de que el animal que estaba en el suelo era un perro— y de nuevo al hombre.
Era la pareja canino-humana más grotesca que había visto en su vida, y había visto unas cuantas.
Esos dos eran comoButch Cassidy y St. Vitus' Dance Kid. Mod y Hairless. Batman y Robin.
—Me alegro de que hayan venido a verme. —Emma se dio la vuelta para lavarse las manos y sintió en su nuca los ojos del tipo, que siguió mirando mientras se agachaba para coger al perro, le ponía en la mesa de acero inoxidable y contemplaba su carita asustada.
—¿Qué ocurre, Hairy?
Ya tenía una idea aproximada. Elcuestionario para nuevos pacientes decía que Hairy era un crestado chino adulto de edad desconocida, tres kilos temblorosos de ansiedad e incontinencia. Su dueño —un consultor empresarial llamado Thomas Tobin según el impreso— había sido remitido por un colega de Baltimore a su Clínica de Comportamiento Animal de Wit's End.
—Vamos a echar un vistazo, pequeñín —se inclinó un poco más y rascó alperro detrás de una oreja rizada como la de Yoda. Con un suspiro, Emma quitó el collar de afiladas púas de metal que tenía el perro alrededor del cuello y observó cómo los ojos oscuros de Hairy se llenaban de alivio.
Y se preguntó qué clase de idiota pondría un collar de púas a una criatura tan frágil y asustada como aquella.
Al ponerse derecha sus ojos quedaron a la altura de la corbataroja del idiota.
—Señor Id… Tobin —dejó que su vista recorriera la barbilla bien afeitada y la boca pálida y severa. Examinó la leve curva de su nariz, que indicaba que estaba familiarizado con los puñetazos, y luego se fijó en sus penetrantes ojos plateados. Sobre la ceja derecha tenía una pequeña cicatriz con forma de punto y coma.
Eso la hizo vacilar.
¿Por qué se había puesto untraje un chico tan malo y tan grande como aquel? Tras otra inspección rápida Emma decidió que estaría mejor con una chaqueta de cuero negro y unos vaqueros raídos, y esa imagen hizo que le palpitara el corazón.
Tenía que mantenerse firme, así que levantó la ofensiva pieza de metal.
—Este collar de púas podría hacer daño a una raza enana, señor Tobin —lo echó a la papelera con un sonoro...