Yo, y la tierra
vientos extraños chotean a lo largo de los puentes.
Me he puesto mis zapatos rojos
y comienzo a tararear una balada
que se medesprende del alma.
Alguien desearía que tuviera más cuidado.
De repente surge el domingo
y el agua aún no ha hervido.
Bostezo y me torno muy sensitivo
y un especial silencio me trae unbossa nova.
Entre las hojas del árbol de las cigarras
sólo yo sé si la redundancia hace falta o no.
2
Me aprieto el pecho.
¿Acaso ya no recuerdo las sombras
que morandentro de él?
Un aeroplano atraviesa el firmamento
y únicamente son verdaderos los colores de sus alas.
Una silente luna describe
las memorias de unos amantes,
quienes creyeron queel paraíso estaba
a la vuelta del otro día.
3
Construyo una serie de arcoiris
para mi tonta moza de los volantines.
Nuestro amor está a la espera,
mas yo no puedoaguardar por las vías lejanas.
Danzo locamente y derivo hacia adelante.
(Un gato permanece derecho
y desea cantar un par de blues).
El amor fue una prenda fácil
que durante largo tiempogozó del verdor.
Ahora su aliento ha terminado
y yo pienso acerca de él
que donde y cuando exista
es menester que haya un vehículo salvador.
4
Un hombre se integra ala noche
y cuando emerge viene con el color de la luz.
De día le canta al sol
y por si fuera poco esfuerzo
se arrima al precio de las ofertas.
Él toca y zarandea al tardío veranoy avanza alrededor
del recuerdo de sus días en Madrid.
Cuando lo gana el sueño
salta y se aparta
a ver si aplasta a la nueva vida.
5
Había bubas
y todas erancosas suyas.
En el cuarto yo deseaba conocerla,
mas ahora que se ha ido
con su hombre, el maestro de velocidades,
amenizo con canciones la infamia
que dejó plasmada en mi boca.
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