YUJAN

YUJAN

En mi barrio vivía un muchacho de esos a los que llamamos lornas, de esos que no se atreven a salir aún de la segura residencia familiar, y conocer el mundo exterior; el de las palomilladas, de los partidos de fulbito callejero, de la chapada, de las escondidas. Se llamaba Johan y como yo, era limeño. Tenía un cuerpo robusto que le daba la apariencia de un muchacho de catorce años y node los once abriles que realmente tenía. Por un exceso de sobreprotección se le veía caminar por las calles cogido de la mano de su mamá, vistiendo un pantaloncito corto, un polo, unas zapatillas y una gorrita. Solía jugar solo en la vereda de su casa con una pelota bien grande como la que tiene Kiko, el personaje del “Chavo del Ocho”. Estos hechos motivaban, las burlas que recaían sobre él.Los chicos de la patota teníamos la intención que Johan se integre al grupo, así que íbamos a su casa a buscarlo para invitarlo a nuestros juegos. Él se asomaba por su ventana y nos respondía: —no puedo, mi mamita no quiere, tengo que estudiar. En otras ocasiones lo encontrábamos en la tienda o el mercado y volvíamos a invitarlo, recibíamos la misma respuesta.
Yo en especial tenía un vínculo queme unía más a él, éramos compañeros de clase en el colegio y nos sentábamos juntos. Había que ser tonto para no sentarse al lado del más chancón sobretodo en época de exámenes.
Recuerdo que cierto día, durante la hora de literatura, el profesor para introducirnos en la lectura de “Demian” de Herman Hesse nos motivó mostrándonos el video de una canción de los “No sé quién, no sé cuántos”, setitulaba “Yo fui lorna”. En las imágenes se veía a un niño que era apanado en clase, le tiraban papelitos, le daban palmadas en la espalda, le escondían su mochila y lo acusaban de las palomilladas que otros hacían. En ese momento todos empezaron a matarse de la risa y dirigir sus burlas hacía Johan porqué todas las cosas que veíamos eran las mismas que hacíamos contra él. Se sintió tan palteadoque pidió permiso para ir al baño, y como el profesor era también otro lorna. Un grupo tramó una palomillada. Se dividieron en dos sub grupos, uno rodeo al profesor en su pupitre para distraerlo mientras el otro colocaba el tacho de basura encima de la puerta para que cuando Johan retornara el tacho le cayera en la cabeza. Todos ansiosos y con la mirada expectante esperábamos su regreso.
Cuandoingresó lo primero que escuchamos fue el chillar de las bisagras, luego, dos sonidos, uno cuando el tacho golpeo su cabeza y el otro cuando este cayó al piso y toda la basura se desparramó. Inmediatamente al acto le siguieron las carcajadas acompañadas de gritos escandalosos de mis compañeros. Johan se puso a llorar de la vergüenza. El profesor quiso poner orden pero los chicos no le hacían caso,interrogó por el responsable pero su intento fue nulo porque nadie decía quien había sido.
Al día siguiente del incidente a Johan no lo vimos en clase. Entonces, nos preguntamos ¿qué habrá pasado? ¿Por qué no habrá venido? Como a eso de las diez de la mañana mientras nos enfrentábamos a los pesados números llaman a la puerta. Era el mismísimo Director acompañado de Johan y de su madre. Alinstante todos nos pusimos de pie.
Con el enfado que se le notaba en el rostro el Director se dirigió a nosotros y dijo:
—Quiero que inmediatamente me digan quién fue el alumno que colocó ese tacho de basura encima de la puerta.
Todos nos quedamos en silencio sin dar la respuesta que esperaba. Él volvió a insistir con un tono más severo.
—¡Qué salga al frente aquel que colocó el tacho en lapuerta!
Todos seguíamos en silencio sin chistar.
—Está bien, entonces no quieren hablar, quieren complicar las cosas.
Sin perder más tiempo llamó al auxiliar y le dijo:
—Desde hoy hasta cumplirse una semana esta sección se quedará castigado sin salir a sus casas hasta las cuatro de la tarde. A menos que aparezca el responsable.
Dicho esto y hizo una indicación a la mamá de Johan y se...