Ñor Señor el Maradicto
-- Ella, de la cual el amor por el mar nació en mí, la que me enseñó a aprovechar cada segundo de vida y que me demostró que el amor es como el mar que no tiene límites.
Una lágrima lograescaparse sobre su mejilla hasta culminar en la sonrisa aún dibujada en su rostro. Por unos instantes el silencio se apoderó de él, algunos suspiros calmaban aquellos recuerdos hasta desatar el nudo quehabía en su garganta y poder continuar contándome la historia de aquel amor.
-- Amigo mío, hay cosas para las cuales la vida no nos prepara. El tiempo deja de parecer eterno cuando una enfermedadterminal es como un reloj de arena que avanza sin detenerse, de repente un día todo cambia por un diagnostico escrito con desesperanza sobre un papel que nadie quiere recibir.
En este mismo ranchoque una vez compartí con una mujer ahora lo comparto con el recuerdo, la lectura ha sido mi fiel confidente y compañía de aquellas noches llenas de interrogantes que por algún tiempo viví. Ahora elsilencio se ha apoderado de mi y no puedo hacer más que observar a Ñor Jiménez sacando de un baúl de los recuerdos en su corazón aquellas vivencias con el amor de su vida.
Por más que quise decir algono pude, envuelto en tal historia llena de tristeza pero de amor a la vez, quedé enmudecido.
-- Cada atardecer se volvió en nuestra última cita, justo donde ella amaba estar, juntos frente al mar.Amigo mío, ella me enseñó a disfrutar de cada detalle y cada instante, el tiempo es nuestro aliado pero también es un verdugo. Así mismo como cada día el atardecer moría en el horizonte apagándoselentamente, su salud iba apagándose día con día, hasta llegar aquel día que no olvidare jamás, donde su luz se apagó en mis brazos dejándome como herencia una adicción a su recuerdo. Aquella charla llego...
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