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Se mire como se mire,el seudodocumental sobre la carnicería en la playa de Omaha no pega con la película de guerra que viene a continuación, en la que las reglas del género vuelven a imponer su dominio. La falta deconcordancia y de afinidad entre las dos partes perjudica a Salvar al soldado Ryan.
Tras el desembarco, Spielberg despliega las recetas habituales. Todo es previsible (cf. la escena con la niña y elfrancotirador), pueril, inverosímil (cf. el prisionero nazi al que sueltan, el final). En cuanto a las recetas, Spielberg se extralimita, no le da vergüenza emplear los trucos más gastados. Dos ejemplostomados del final: 1) la actitud del joven intérprete Upham es el recurso habitual del cine de terror para manipular al espectador (un personaje pasivo ante el peligro que lo amenaza); 2) la aviaciónamericana llega en el último momento para salvar al soldado Ryan, como la caballería en las películas del Oeste; ese truco hasta lleva etiqueta: last minute rescue («salvación en el último minuto»).A medida que nos alejamos de las secuencias iniciales, la película se convierte más y más en una glorificación del ejército y la patria. Cuando al soldado Ryan, ¡por fin encontrado!, le comunican...
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