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Capítulo I: Donde se trata la intención de Miguel de Cervantes en el Prólogo
Nos quedaríamos muy lejos de la realidad si destacáramos la crítica de los libros de caballería como única intención del autor. Cierto es que ésta essu primera capa pero tan sólo la superficial. Cervantes sentía un profundo hastío hacia la novela caballeresca y la consideraba, en su mayoría, literatura de segunda (lo que no le impedía reconocer algunas obras maestras). Contemplaba con espanto como las hazañas de los caballeros andantes se habían convertido en un gran éxito popular y no se explicaba como unos libros planteados como realidad (loslibros de caballerías se basaban, según sus autores, en historias reales recogidas y transcritas por ellos mismos) podían tener tanto éxito entre sus lectores cuando, a todas luces, eran frutos de una fantasiosa imaginación. Su intención burlesca, desvalorizadora, toda su carga irónica, no sólo va dirigida hacia el género caballeresco, también siente como enemigos a sus cómplices, los lectores.En el Prólogo del Libro I, el narrador se esconde tras un velo de falsa modestia, “reconociendo” que la composición del prólogo le está dando mucho más trabajo que la de la obra, que se siente confuso porque teme presentar una obra como “una leyenda seca como un esparto, ajena de invención, menguada de estilo, pobre de concetos y falta de toda erudición y doctrina, sin acotaciones en lasmárgenes y sin anotaciones en el fin del libro”. Estas afirmaciones están llenas de ironía, pues Cervantes era contrario a este tipo de artificios que acompañaban a los libros que disfrutaban de admiración en la época: “como veo que están otros libros, aunque sean fabulosos y profanos, tan llenos de sentencias de Aristóteles, de Platón y de toda la caterva de filósofos, que admiran a los leyentes y tienena sus autores por hombres leídos, eruditos y elocuentes”. Don Miguel acometía así contra el estilo literario imperante en los finales del s. XVI y los comienzos del XVII, particularmente contra Lope de Vega y, especialmente, contra su Arcadia. El mismo autor afirma por medio de su narrador que “solo quisiera dártela monda y desnuda, sin el ornato de prólogo, ni de la inumerabilidad y catálogo delos acostumbrados sonetos, epigramas y elogios que al principio de los libros suelen ponerse”.
El Manco de Lepanto expone teóricamente su estilo: “dando a entender vuestros conceptos sin intricarlos y escurecerlos”, lo que Menéndez Pidal llamó “llaneza esencial que no excluye el atildamiento”. Además, Don Miguel pretende crear una obra innovadora, sin atender a las exigencias del mercado (dehecho las contradice creando un antihéroe de los exitosos caballeros andantes). El propio Cervantes, por boca del narrador del Prólogo, deja claro este aspecto: se arriesga a que los lectores, “el antiguo legislador al que llaman vulgo”, no lo acepte y vea su creación como un hijo feo.
Por último, hay que destacar una intención secundaria: el autor (por medio de sus narradores, de los que hablaremosseguidamente) nos introduce en su juego de realidad-ficción. La realidad directa que debería ser el prólogo se trata de una ficción indirecta (pues trata de engañarnos, hacernos creer que es real) que forma parte de la novela misma. Así, la realidad ficticia, la realidad literaria, comienza a formarse en la propia realidad.
CAPÍTULO 1: Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo...
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