07 Edipo II
Edipo rey
De Sófocles
José A. Ruiz de Lara Redondo
Edipo ReyI
De Sófocles
(Adaptación)
Personajes:
Edipo
Edipo anciano (mismo personaje escénico que Tiresias)
Lazarillo
Sacerdote
Creonte
Tiresias
Yocasta
Mensajero
Pastor
Siervo de palacio
Coro de ciudadanos de Tebas
Decorado:
Plaza de Tebas frente al Palacio.
Acción
Edipo.– Hijos de Tebas, osveo aquí, frente a mí, en actitud suplicante; y hasta aquí llega el olor a incienso que toda la ciudad inunda, como de sacrificios, lamentos y gemidos.
Me he preguntado por la razón de esta reunión de suplicantes; no he querido recurrir a mensajeros y ante vosotros, yo, Edipo rey, el aclamado, me presento.
No me son ajenos vuestros males, pero a ti toca darme cuenta de ellos. Dime pues, sacerdotedel dios Zeus, vuestros temores, vuestros anhelos.
Duro de corazón sería si ante tal manifestación de dolor, y estando en mí el remedio, os negara mi ayuda.
Entra en escena Edipo Anciano conducido por el Lazarillo.
Edipo Anciano.– Condúceme lazarillo entre estos campos yermos.
Conduce a este miserable anciano hacia donde pueda encontrar unos momentos de descanso.
Yo, el maltratado por el destino,repudiado por todos como autor de los más abominables actos, me hallo fatigado. Condúceme pues, lazarillo, a lugar donde encuentre reposo mi ánimo.
Lazarillo conduce a Edipo Anciano a un lateral del escenario donde queda sentado.
Sacerdote.– Mi rey Edipo, ¿Ves la edad de los aquí congregados?
Unos son niños, avecillas sin poder en sus alas para emprender el vuelo.
Otros, ancianos, como yomismo, rendidos ya por las mil tormentas de la vida.
Allá, también, se encuentran los que plenos de juventud ya tienen demostrada su gallardía.
Todos postrados ante ti, frente al altar, en las plazas, en el templo de Atenea o junto a la tumba del clarividente Ismeno.
Nuestras cabezas no soportan ya el peso de tanto infortunio: una tormenta de males se ha desatado sobre la ciudad.
Violentas fuentes lasumergen en sangre.
Los campos se agostan, los rebaños mueren en los prados.
Y lo más cruel: las mujeres se preñan sin que de su atormentado vientre florezca vida.
Males, todos juntos, solo justificables por la maldición que se cierne sobre la ciudad, la destruye y la aniquila.
Es la terrible peste la que asola la cuidad, y son los lloros y lamentos los que pueblan su irrespirable aire.
Nopretendemos equipararte con los dioses; pero sí, los aquí presentes y yo mismo, te consideramos el primero de los hombres: el más sabio, el que mejor conoce los avatares de la vida, los designios de los dioses.
Tú nos libraste, llegado a la ciudad, del tributo a la temible esfinge. No estabas sobre aviso, nada conocías de sus encantamientos y de ella nos libraste sin ayuda de ninguno de nosotros. Un dioste inspiró, no se entendió que fuese de otro modo.
Hoy a ti volvemos, postrados, en actitud suplicante, poderoso Edipo. De ti demandamos auxilio. Debes poner remedio a tanto mal, ya sea con consejo de algún dios, ya sea con tu experiencia propia. El hombre que ha sufrido los desgarros de la vida con cambiante suerte es el más capaz para solucionar los males de otros.
Tú, el mejor de los hombres,resucita a la ciudad; se su salvador como ya lo fuiste antaño. Tuyo será el mérito y para ti la recompensa: la ciudad volverá a celebrarte como su defensor. ¿Cómo sería de otro modo?: ¿nos salvaste para dejarnos ahora sumergidos en el dolor y la muerte? Afianza tu calidad de primer hombre salvando nuevamente a la ciudad. La grandeza de un rey es reinar sobre los hombres. ¿Quién desea el gobiernode un desierto? ¿Qué son fortificación o nave sin hombres que les den vida?
Edipo.— No despertáis a un hombre rendido en dulce sueño, ignorante de los sucesos que me narráis. Conozco vuestros males, son motivo de mis preocupaciones y por ellos sufro con un dolor que se multiplica. Sufro por vosotros, por mí mismo y por la ciudad entera.
Lloro con vosotros. He meditado largamente y mil caminos...
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