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El significado ideológico del irracionalismo espiritualista*

A finales de siglo pasado y comienzos del presente —apunta la Segunda Declaración de La Habana— un puñado de naciones económicamente desarrolladas había terminado de repartirse el mundo sometiendo a su dominio económico y político a las dos terceras partes de la humanidad, que, de esta forma, se vio obligada a trabajar para lasclases dominantes de grupo del países de economía capitalista desarrollada.1

Nuestra América formó parte de ese conjunto de naciones que, a ritmo desigual según los países, sucumbió a la expansión imperialista.
A inicios del siglo xx —con excepción de lo que el poderío norteño significaba respecto a Cuba y a algunos otros países de la zona del Caribe, ya supeditados a él—, la potencia imperialista másfuerte en América Latina era Inglaterra. Pero a lo largo de una continuada progresión, verificada sobre todo después de la Primera Guerra Mundial, el impulso expansionista de los Estados Unidos a costa del resto del continente se acrecentó y llegó, en una primera etapa, a ser tan poderoso como el inglés.
El fugaz equilibrio entre ambas potencias, ya escorado hacia Norteamérica, se modificóradicalmente a partir de la Segunda Guerra Mundial, cuando Europa, devastada por la guerra vio rotos sus lazos comerciales con América y perdió, en gran medida, este importante mercado para sus productos industriales. Los Estados Unidos quedaron entonces, predominando económica y políticamente sobre los países del Sur, sin posibles rivales.
El imperialismo, como se sabe, no fue del todo un fenómenonuevo, surgido con la centuria. Pero su fuerza dominadora y sustancialmente de retraso cuajó a principios del presente siglo; con lo que se obstaculizó de modo considerable el desarrollo económico de la América Latina, hasta quedar, en algunas zonas del continente, prácticamente paralizado. Las nacientes burguesías nativas quedaron con frecuencia frenadas en su avance. A partir de ese momento,atrapadas en una situación que las maniataba, se vieron envueltas en una contradicción insalvable: de una parte la pugna, indispensable a su afirmación clasista contra los sectores internos más reaccionarios y el imperialismo y, de otra parte, el miedo a desencadenar un movimiento popular que fuese más allá de sus intenciones, lo que paralizaba su acción.
El resultado de este proceso fue la frustraciónde las pretensiones de dominio de las endebles burguesías nacionales sobre sus respectivos países, en vez de lo cual, el panorama de la América Latina fue —y ha sido— el de un desarrollo capitalista deformado por el colonialismo y con la superposición de disímiles estructuras de producción:

…países dependientes del imperialismo y agrarios, en los que se conservan diversos restos semifeudales oprecapitalistas y en los que, en grado diverso, avanza el desenvolvimiento del capitalismo nativo […] El desarrollo capitalista se produce así, tanto en la industria como en las relaciones agrarias pero sin modificar la estructura dependiente o semicolonial y latifundista.2

En situaciones así, el poder terrateniente, como tal, no puede llegar a ser plenamente destituido, y la burguesía debeconformarse con una toma parcial y precaria del poder político. El efectivo poder dominante, en mayor o menor grado, será el amo extranjero, ante el cual tantas veces se han plegado, claudicantes, nuestras burguesías nativas.
El litigio por el predominio interno entablado entre éstas y los sectores más reaccionarios, de una parte, y la exigente presión de las masas populares, de otra, mantendrá encontinuas, y a veces sangrientas convulsiones, a las naciones latinoamericanas. Se presenta, así, un panorama de crisis y vaivenes, de sacudidas y revueltas, por las que los gorilas sustentan unas veces el gobierno, los gobiernos tiránicos representantes de los sectores más reaccionarios y fieles servidores del imperio en el país; o surgirán, casi siempre por breves lapsos, gobiernos algo menos...