09 Entrevista A Robert Castel
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Horno psicológicus
Entrevista a Robert Castel
DANIEL FRIEDMANN. -¿Podrías re
cordar rápidamente ahora el análisis, que
realizas en tu último libro La gestión de
riesgos, respecto al papel que juegan las
nuevas prácticas psi que se han desarro
llado en la sociedad actual a partir de los
años sesenta?
ROBERT CASTEL. - Este desarrollopodría ser visto desde diversos ángulos.
Yo me inclinaría a interpretarlo como un
síntoma o una expresión del despliegue
de una nueva cultura psicológica, una in
flación de lo psicológico en las sociedades
modernas que hace que un número cre
ciente de problemas parezca susceptible,
a los hombres de hoy, de interpretación y
de soluciones psicológicas, incluso cuan
do no siempre son de este tipo.Habría
pues que entender estas nuevas técnicas
como inscritas en esta corriente, es decir,
como una consecuencia de la promoción
de lo psicológico en la sociedad actual a la
que tienden a su vez a reforzar.
Por ejemplo, centrémonos en un grupo
de bioenergía. Se puede ver en él una es
pecie de laboratorio de experimentación
en donde se construye una nueva sociabi
lidad, una sociabilidad queestaría impreg
nada completamente por lo psicológico.
Durante un fin de semana, un cierto nú
mero de personas viven un ruptura provi
sional con la vida social cotidiana, una es
pecie de paréntesis durante el cual el tra
bajo sobre lo psicológico se convierte en
la ley que estructura este nuevo espacio
social. Se trata esencialmente de desarro-
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llar el propio potencial, de intensificar lasrelaciones. Este ethos psicológico, culti
vado en primer lugar en el campo cerrado
del grupo, es posteriormente reinyectado
en lo social cuando el sujeto vuelve a la vi
da diaria.
Este enfoque no agota la totalidad del
fenómeno, pero es este aspecto, en tanto
que sociólogo, lo que me interesa: la ex
perimentación de un nuevo modo de so
ciabilidad. En mi libro he definido esta vi
da totalmentedominada por lo psicológi
co como una «sociabilidad-asocial»: son
las técnicas, los valores, los objetivos psi
cológicos quienes constituyen el alfa y el
omega de este modo de existencia en el
que un número creciente de personas tie
nen tendencia a instalarse y que represen
ta para ellas un desdoblamiento de la vida
social ordinaria.
D. F. - Pero, ¿cómb distinguir lo que es
psicológico de loque no lo es en semejan
te situación? Por otra parte, tú pareces re
ferirte implícitamente a una «sociabilidad
social pasada)) que se distinguiría de la
asocial hoy existente. ¿Ha existido real
mente esta sociabilidad? ¿No es una ilu
sión? ¿Fue más liberadora que la actual
«sociabilidad-asocial))?
R. C. -Me resulta difícil responder a
esta cuestión de forma general, pero pue
do centrarme en unejemplo, el de la fami
lia. La familia, que ilustra esta imbricación
de lo psicológico y lo social, es una insti
tución social que al mismo tiempo ha sido
Rev. Asoc. Esp. Neuropsiquiatria. Vol. VI. N. " 18. 1986
siempre un crisol intenso de sentimientos
psicológicos de amor y odio, de efec
tos, etc. En el caso de una familia clásica
o tradicional la intensidad de su vida psi
cológica formaparte de su funcionamien
to en cierta medida estructural, ya que
desempeña funciones sociales en el senti
do durkheimiano del término: asegura la
reproducción de los hijos, su educación,
su promoción social, sus alianzas, trans
mite un patrimonio económico, etc. Todo
esto es gestionado por la familia y da lu
gar al mismo tiempo a una gran eferves
cencia emocional. Pues bien, en un nú
merocada vez mayor de familias moder
nas estas funciones tradicionales, sin que
desaparezcan, dejan de tener una impor
tancia determinante a la hora de estructu
rar la vida familiar.
La función de transmisión de un patri
monio económico es, por ejemplo, menos
importante en una economía en la que el
salario individual representa lo esencial de
la renta; la promoción social de los hijos
deja de ser...
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