09 SILVIA RIVERA articulo

SILVIA RIVERA
Los desafíos epistemológico-políticos de la tecnociencia en la posmodernidad. Revista de la AFU Nº 11, 2ª época. Año 2009



Podemos decir, sin temor a equivocarnos -pero a riesgo de caer en una obviedad- que la tecnología ocupa un lugar central en nuestras vidas. Quizás es por esto, que filosofía, afectada a problematizar lo obvio, haya dedicado a la tecnología un capítuloespecial. Vemos emerger así, en las últimas décadas, lo que se ha dado en llamar “filosofía de la tecnología”, es decir una nueva rama de la reflexión filosófica que reivindica para sí problemas y conceptos propios. A la hora de definir el concepto de “tecnología” nos encontramos con citas clásicas. Masthene1, por ejemplo, define a la tecnología como conocimiento con objetivos prácticos, agregando quela tecnología usa herramientas para el logro de metas específicas. Por su parte, Rogers afirma que la tecnología se refiere a la práctica de organizar el diseño y construcción de artefactos que transforman nuestro entorno físico, para resolver necesidades reconocidas2.

Dos cosas, al menos llaman la atención de las citas consideradas “clásicas”. La primera es que a la hora de hablar de latecnología aparecen de modo recurrente palabras tales como “práctica”, “instrumento”, “herramienta”, “metas”, “necesidades”, “artefactos”. Palabras que merecen una atención detallada porque en ellas se esconden supuestos que es necesario analizar. La segunda es que en estas citas se hace presente, aunque de modo “elidido”, la clásica tesis epistemológica que distingue la “ciencia pura” de la “cienciaaplicada” y la “tecnología”. Mientras la ciencia básica o pura investiga en orden a satisfacer una supuesta necesidad teórica de aumentar el conocimiento guiada sólo por el ideal de verdad, la ciencia aplicada se ocupa de transferir esos conocimientos puros para el logro de propósitos “humanos”. La tecnología, por su parte, traduce las aplicaciones en producción de artefactos, productos, planes osistemas que se ofrecen y publicitan en el mercado.

Sin duda alguna los dos puntos señalados se entrelazan. Esto ocurre porque resultan funcionales a una concepción epistemológica que se conoce como “concepción heredada” o “standard view” en filosofía de la ciencia. Se trata de una concepción de corte positivista o “cientificista”. Tal como lo señala Enrique Marí, el cientificismo es unatípica posición reduccionista que define la racionalidad de acuerdo al método científico, asimilando en un segundo momento el método de la ciencia al que es propio de las ciencias naturales.3

La concepción heredada en filosofía de la ciencia, que emerge con el Círculo de Viena en 1929 y su “Manifiesto” en pos de la “ciencia universal”, no sólo presenta a la ciencia como conocimiento -es decir algoque pertenece al campo de la pura teoría- sino que sostiene lo que se conoce como modelo lineal de innovación científica. Modelo de determinación unidireccional de producción de conocimiento, que se despliega desde la pura teoría hacia una praxis tecnológica que se redime en parte por su intento y sustancial vínculo con esa teoría de la que se desprende.
Ya en el siglo XXI, y a pesar de loscuestionamientos a los supuestos modernos de la epistemología desde tradiciones diversas, pero entre las que destacamos a la epistemología materialista francesa4, el cientificismo que hunde sus raíces en el legendario positivismo lógico sigue manifestándose como posición hegemónica. Este hecho puede constatarse, por una parte, si se observan los programas de lógica y epistemología de la escuela media,los programas de las cátedras de “Introducción al Pensamiento Científico” de la UBA y, en general, de todas las “epistemologías” de las carreras de universidades nacionales y privadas. Pero se constata también relevando la concepción de “ciencia” y “tecnología” que prima entre estudiantes e investigadores de diferentes carreras científicas, en especial de ciencias naturales y biomédicas.

Muy...