1 La Sabiduria De Los Muertos
Rodolfo Martínez
PRÓLOGO
Hasta hoy mi pluma ha vacilado ante el papel a la hora de contar el caso en el que Holmes y yo nos
vimos envueltos a principios de marzo de 1895. Me movía a ello el respeto por el que fuera mi agente
literario y amigo, quien, muy a su pesar, se había visto involucrado en el asunto y cuyo buen nombre no
podía yo dejar enentredicho. Es cierto que tal impedimento ha desaparecido hace tiempo, pues unos
años atrás él fue tan amable de otorgarme por escrito su permiso para dar a la luz pública el asunto, si
bien, pese a todo, seguía siendo lo bastante delicado para no animarme todavía a narrarlo y publicarlo.
Sin embargo, su fallecimiento hace menos de un año supone que bien poco se puede inquietar ya por su
buen o malnombre y el escándalo, caso de producirse, difícilmente podrá salpicarlo. Tengamos en
cuenta también que pertenecer a una sociedad como aquélla de la que él fue miembro no es considerado
de igual manera hoy que a finales del siglo pasado. Las personas cultas de esta época lo miran como uno
más de los muchos caprichos de la clase intelectual y artística de la era victoriana. Opinión que, tal y
comolo veo, no puede estar más alejada de la realidad. Supongo que los planes del señor Mathers y sus
sucesores para dotar de legitimidad sus no sé si llamarlas prácticas han tenido, cuanto menos, el éxito
relativo de volverlas, quizá no respetables, pero sin duda sí pintorescas.
Sin embargo, no es ése el único motivo que me ha obligado a permanecer en silencio. Aunque
durante mi larga asociación conel señor Sherlock Holmes asistí a asuntos de la índole más
extraordinaria, grotesca e incluso inverosímil, pocas veces nos vimos envueltos en un misterio que
pusiera más a prueba (aunque en cierto extraño y retorcido modo las confirmara) nuestras concepciones
del mundo. En realidad temo, al trasladar esos acontecimientos al papel, que los hombres de esta época
los tomen por los desvaríos de unoctogenario. Afirmo que no es así, mas, ¿no afirmaría lo mismo aun
cuando no fuera cierto? Quizá mi memoria pueda flaquear, pero las notas que en su momento tomé del
caso y que fueron muy detalladas están aún a mi disposición (de hecho, las tengo frente a mí mientras
escribo esto), y si bien los recuerdos de los acontecimientos más cercanos se desvanecen con rapidez,
conservo una imagen nítida yprecisa de cuanto aconteció durante el pasado siglo. Pese a todo lo dicho,
es muy posible que mi pluma hubiera permanecido silenciosa de no haber sido por un acontecimiento,
aparentemente trivial y que, sin embargo, se revelará de enorme trascendencia a medida que vayan
leyendo las páginas que siguen.
Hace pocos meses, un joven médico con el que me unía un fuerte lazo de amistad (él había comprado
miconsulta en Kensington cuando me retiré del ejercicio de la medicina) volvió de unas vacaciones en
los Estados Unidos y se trajo con él varios ejemplares de un magazine barato, impreso en papel de pulpa
y que contenía varios relatos de ese género llamado horror sobrenatural, torpemente escritos y
abundantemente sobreadjetivados. Poco aficionado soy a ese tipo de narraciones, pese a que en mijuventud me pude haber sentido atraído, aunque nunca fascinado, por las imaginaciones febriles del
señor Poe, o los gusanos primordiales surgidos de la pluma de Bram Stoker. Hace ya tiempo, sin
embargo, que busco descanso en la literatura, no sobresaltos; que cuando abro un libro es para recorrer
un territorio familiar y entrañable, no para descubrir que cuanto creía conocer está lleno de esquinasinesperadas. Soy ya viejo, y mi máxima aspiración es pasar con tranquilidad (incluso aceptando el
inevitable regusto de aburrimiento que ésta lleva consigo) los años, pocos o muchos, que me quedan por
vivir.
Sin embargo, en varios de los cuentos que publicaba esa horrible revista me encontré con datos que
sólo podían haber sido obtenidos de una forma. Su autor los disfrazaba como ficción, lo que no...
Regístrate para leer el documento completo.