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SOBRE EL FRÍO Y EL MIEDO
Enero ha entrado, y con él el año, a velocidad de crucero. La vorágine de los acontecimientos ha provocado el entumecimiento de la mayor parte de sus órganos vitales. Laspiernas flaquean por la falta de ingesta de nutrientes, la cabeza le duele, los párpados pesan. Siempre le había gustado pasear por la Rambla en sus ratos libres, se entretenía a menudo a mirar losescaparates en la calle Portaferrissa. Especialmente curiosas le han parecido siempre aquellas que mezclan el souvenir más básico con arte low cost para vidas low cost. Hacía un tiempo había visto en latelevisión que las empresas low cost son el preludio del fin de la clase media. Llegados a este punto, pensó en ello y no pudo más que pensar qué poco le importaba aquel dato. El orador, vestidoimpecablemente con su traje italiano y representante de una importante firma de moda (para nada low cost) del mismo país, defendía luciendo sonrisa profident y patillas largas y engominadas como el hechode gastarse un auténtico dineral por cualquiero de sus productos favorecía el crecimiento económico del país.
Llegados a este punto y en la situación en la que se encontraba, por él el orador deltraje italiano podía comérlele los huevos. Pensando en esto se entretenía cuando el aire frío sopló con energía y le hizo acurrucarse en su raído abrigo. Allí, sentado en el mármol de un portal se diocuenta que era posible que a uno se le durmiera el culo.
Ayer había sido un buen día y había podido conseguir unas cuantas monedas que pensaba administrar como buen empresario que había sido. Alguienviéndole pondría dudas sobre su condición de “buen”, pero tenía claro que iba a demostrar sus dotes de buen gestor alargando al máximo el tiempo en que estuvieran bajo su poder aquellas monedas decobre.
Afortunadamente, había aprendido a engañar la mente encontrando pasatiempos que podía permitirse. Mira esa chica como cruza una mirada con otro joven y sonríe y, en el momento en el que pasan...