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1. Eliminarconfrontaciones con las grandes potencias, reduciendo el ámbito de las confrontaciones externas a aquellos asuntos materiales vinculados en forma directa a su bienestar y a su base de poder.
2. La políticaexterior debe calibrarse no solo en un riguroso cálculo de costos y beneficios materiales sino también en función de los riesgos de costos eventuales.
3. La autonomía misma debe redefinirse entérminos de la capacidad de confrontación de un Estado1.
La idea subyacente es más bien simple, buscar una teoría adecuada para los Estados Periféricos inspirada en premisas explícitamenteCiudadano-Céntricas. Esto, a su vez, se traduce en alineación de intereses con las potencias dominantes, ampliando los márgenes de maniobra, y recurriendo a la confrontación solo cuando se justifique en términos debienestar de los ciudadanos hacia adentro2. Ninguna confrontación de un país débil con una potencia sería racional en estos términos si no es que trae aparejado algún beneficio material, “la capacidad deconfrontación debe ahorrarse y usarse solo cuando resulta imperativo para preservar intereses que contribuyen al bienestar de la gente o al poder del estado”3.
Escudé hace uso de ejemplos concretospara exhibir el éxito de las políticas recomendadas por el Realismo Periférico al aconsejar a países “débiles” como Argentina, Brasil, Australia, entre otros, seguir el camino de Alemania y Japón que sehan sabido convertir en superpotencias económicas4.
Ahora bien, el haber hecho el esfuerzo por clarificar en pocas líneas la posición del Realismo Periférico, y entendiendo que una mayorinterrelación comercial con los países centrales es positiva en términos de “alineación”, nos daría paso a analizar el comportamiento de los intereses comerciales entre la Argentina y las principales...
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