11DID Jackson Unidad 2 1
Philip W. Jackson
Editorial Amorrortu
Colección: Agenda educativa
Directora: Edith Litwin
Buenos Aires, 1999
Este material se utiliza con fines
exclusivamente didácticos
ÍNDICE GENERAL
Presentación,
P. Michael Timpane .............................................................................................................................. 11
Prefacio................................................................................................................................................ 13
Agradecimientos ................................................................................................................................. 17
1. Donde trato de revelar las marcas de una enseñanza................................................................. 21
Reflexiones sobre la sensación de estar en deuda con un antiguo maestro
2. En busca del corazón de la manzana ............................................................................................ 45
Reflexiones sobre el maestro de un poeta
3. “Haz que tus dones fructifiquen” .................................................................................................. 65
Aprendera verse y a buscarse en un salón de primer grado
4. Lo que la enseñanza hace a los docentes ....................................................................................... 89
Una historia personal
Epílogo ............................................................................................................................................... 131
Referencias bibliográficas................................................................................................................ 139
2
1. DONDE TRATO DE REVELAR LAS MARCAS DE UNA ENSEÑANZA
Reflexiones sobre la sensación de estar en deuda con un antiguo maestro
La señora Theresa Henzi fue mi profesora de álgebra del primer año del colegio secundario en
Vineland, New Jersey, en 1942. Era una mujer corpulenta, más baja queel promedio, de apariencia casi
regordeta y de vestir poco distinguido –vestidos inclasificables con el dobladillo a media pierna, alfiler de
camafeo en el cuello y zapatos “discretos” de tacón bajo y cordones–. Tenía tobillos gruesos y llevaba unos
anteojos octogonales sin marco cuyos cristales reflejaban la luz la mayor parte del tiempo, lo cual hacía
difícil leer la expresión de su mirada.Tenía una cara redonda y agradable enmarcada por un pelo castaño
ondulado, veteado de gris. Supongo que aquel año en que fue mi profesora tendría unos cincuenta y cinco
años o quizás algo más.
Lo que recuerdo más vívidamente de las tempranas clases matutinas de la señora Henzi es el modo
que tenía de revisar las tareas para el hogar, que nos había asignado. Hacía pasar a la pizarra, situada al frentedel aula, a tres o cuatro alumnos para que estos resolvieran los problemas que nos había encargado el día
anterior. Normalmente se trataba de ejercicios de ecuaciones extraídos del libro de texto en los que se pedía
simplificar las operaciones y despejar el valor de x. La señora Henzi, de pie junto a la pared opuesta a las
ventanas, con sus anteojos resplandeciendo por el reflejo de la luz, leía elproblema en voz alta para que los
estudiantes que estaban junto a la pizarra lo copiaran y resolvieran mientras el resto de la clase observaba. A
medida que cada alumno terminaba sus cálculos se volvía hacia la clase y se corría un poco para permitir que
los demás vieran su trabajo. La señora Henzi revisaba cuidadosamente cada solución (como hacíamos todos
los demás que nos hallábamos sentados),y prestaba atención no sólo al resultado sino también a cada paso
dado para llegar a él. (Todos los cálculos debían exponerse en detalle sobre la pizarra.) Si todo estaba bien, la
profesora enviaba al alumno de regreso a su banco con una palabra de elogio y asintiendo brevemente con la
cabeza. Si el alumno había cometido un error, lo instaba a revisar su trabajo para ver si él mismo podía...
Regístrate para leer el documento completo.