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Estaba ahí, encima de la silla con una soga algo punzante y un poco incomoda en el cuello, pero… ¿Para qué quejarme?, si iba a dejarme caer y morir ahorcado colgando en mi cuarto era obvio que yo no tendría que estar en las mejores condiciones. Aun así, yo, Andrew Lambert, no podía imaginarme la reacción de mis padres al verme ahí, muerto y colgando de una soga.
Quizásmi madre lloraría por meses, o incluso por años; yo no soy capaz de hacer llorar a esa hermosa mujer, de 38 años, que, aunque algo avanzada de edad aparentaba 10 años menos, quizás por sus hermosos ojos brillantes o por su hermosa cara con su nariz perfectamente perfilada y algo pequeña, un tanto obesa, pero lo suficientemente delgada para caer en su agrado y con una sonrisa siempre en sus rojizoslabios.
Y mi padre, un hombre con mucho sentido del humor, alto y sumamente fuerte, ojos color café y con un trabajo que lo hacía sentir vivo. Por alguna razón siempre vestía de traje, nunca me entere de que trabajaba, pero a donde fuera que fuese siempre iba bien vestido y con un portafolio en mano derecha. También ese sería bueno mencionar a mis hermanos, una preciosa hermana de 13 años llamadaNatalia que nació con problemas de Miopía y por lo tanto usa lentes. Aun así saco la belleza de mi madre. Y mi hermano, mi deportivo hermano mayor Alejandro Lambert, el cual fue orgullo una vez de mis padres, inteligente, guapo, responsable, centrado en fin, el “Hijo perfecto”. Pero no todo lo que brilla es oro, incluso alguien que podría ser considerado un “Dios” de la bondad para mis padrespudo cometer un error, de hecho un grave error que le quitaría todo lo que tiene. Él tenía una bonita novia mientras cursaba la mitad de su carrera en ingeniería petrolera. Y fue cuando paso, él se fue un fin de semana a la playa con ella y tuvieron su primera noche de intimidad. Un mes después ella cito a mi hermano a tomar un café en un Starbucks algo alejado de la ciudad con la excusa de quetenían que hablar; allí ella le confeso que llevaba casi un mes de embarazada, el asustado pensó que era una broma y tras una larga tanda de gritos él le dijo que fueran a un lugar más apartado para hablar.
Salieron del Starbucks y se dirigían a la casa de ella. Pero la noche era más oscura que la noche y había nevado unas horas antes; él iba a 120 km/h, la radio a alto volumen, gritos, imágenesoscuras sobre el futuro de mi hermano. ¿Un bebe? ¿Cómo diablos se lo podría decir a mi madre? O más bien ¿Cómo vería de nuevo a los ojos a mi padre? La noticia si llego a mis padres, pero no de la manera como se imaginan. Mi hermano Alejandro, mi fuerte hermano Alejandro perdió la cordura después de ese incidente. El semáforo marcaba en rojo, por obra del destino o quizás por voluntad de un Diosexistente el coche no freno, él se asustó, grito, y con todas las fuerzas del mundo puso el freno de mano. Pero era tarde, un tráiler de carga golpeo el lado derecho del coche donde iba su novia embarazada. Mi hermano despertó en un hospital, con dolor y con el mal del Parkinson desarrollado tras el choque. En espera a que le llegara la noticia donde su novia murió junto con él bebe que estaba en formade feto reposando dentro de su novia. Nada volvió a ser igual desde ese día, mi hermano se fue de la casa y ahora es un drogadicto que vive en la calle. Más que nada es curioso ver como las cosas pueden cambiar tras un segundo de desesperación.
Mi familia ha sufrido de mucho y más que nada mis padres no querían perder un segundo hijo, por eso me llevan a terapia con una bella Psicóloga colombianadespués de que sucedió el incidente con mis amigos, pero no servía, estaba en depresión total. Quizás mis padres me daban una atención especial porque yo no salí ni como mi hermosa y bronceada madre, ni como mi fuerte y humorístico padre. Yo más bien era flaco, débil y exageradamente pálido, no era alto, pero tampoco era un enano, más bien entraba en el promedio, era un poco tractivo, aunque...