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LA ORACION DE
JOSE MARIA VELASCO IBARRA
Desde fines de los años 70, con la publicación del libro de
Ernesto Laclau, Politics andldeology in Marxist Theory (1977) y el
trabajo de Gareth Stedman Jones, "The Language of Chartism"
(1982), el anál isisdeldiscurso se ha convertido en herramienta esen
cial para los sociólogos que quieran comprender los significados de
laacción colectiva. Sinembargo, pesea losesfuerzos, los resultados
no sonhalagüeños, conexcepciones como el libro ElEmperador del
Paralelo. Lerroux y la Demagogia Populista, deJoséAlvarez Junco.
Lamayoría de losautores, y ciertamente Laclau y Stedman Jones, no
diferencian el análisis del discurso político del análisis del discurso
en general. Emilio de lpola (1979: 949)en su crítica a Laclauseñala
lassiguientes características de losdiscursos políticos: 1)su temática
estácentrada explícitamente en el problema delcontrol de lasestruc
turas institucionales del Estado y del poder; 2) sondiscursos polémi
cos que tienen el objetivo de refutar y descalificar al discurso
opositor; y, 3) incluyen un ciertocálculo, una cierta evaluación, de
sus efectos ideológicos y políticos inmediatos.Además, hay varios
tipos de discurso politico: discursos electorales, informes de gobier
no, resoluciones de un congreso del partido, discurso de un repre
sentante en el congreso, etc., por lo que es necesario tomar en
consideración el contexto en el que tienen lugar.
La criticade Emilio de Ipola a LacJau nos lleva a un punto
metodológico básico desarrollado por Alvarez Junco (1987;1990):
es esencial diferenciar el análisis de trabajos intelectuales escritos
para que un público razone, de los discursos públicos politicos cuyo
objetivo es apelar a la emoción y no al intelecto de la audiencia. El
discurso político "no quiere notificar ni explicar sino persuadir, con
formar actitudes... responde a inquietudes y problemas, da segurida
des" (1987: 220). Su objetivo es "lapersuasión y no la convicción"
(Paine 1981: 13). "En el discurso político, lo que interesa no es la
perfecta demostración de los hechos, ni la coherencia lógica de lo
que se dice, sino la efectividad" (Berrío, 1983: 64). "Para seducir,
sugestionar o inducir a la acción a multitudes no hace falta tanto
argumentar de manera bien trabada comocomunicar pasión o apelar
a valores éticos" (AlvarezJunco 1990: 233). Por lo tanto, en lugar
del criterio de verdad de los trabajos científicos, en el discurso polí
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tico opera la persuasión en la que "contará principalmente, su capa
cidad para generar emociones y creencias que conduzcan hacia la
acciónen un sentidodeterminado" (Berrío 1983: 209).
Esta necesidad de diferenciar metodológicamente entre
discursos politicos y discursosacadémico-científicos se demuestra
también en los trabajos recientes sobre lideres populistas. Por ejem
plo, Herbert Braun sugiereque "buscar una lineaclara de argumen
tación en los discursos políticos de Gaitán es no entenderlos. Los
discursos fueron hechos para tener un efecto dramático, no consis
tencia intelectual" (1985: 100). Aun Hayade la Torre,cuyosdiscur
sos politicos tenían unmayorcontenido, pide a sus seguidores que
cuandono entiendan sus discursos lossientan(Stein, 1980: 164). De
ahí que, de acuerdo con estas consideraciones teórico-metodológi
cas, en el Capítulo IV se estudiaron los trabajos periodísticos y aca
démicos de Velasco yen éste se analizarán sus discursos politicos.
Otro problema que se observa en la mayoría de trabajos
sobreel discurso politico esla faltade análisis del contexto en el que
se producen. Como resultado, estos autores sólo estudian las condi
ciones de producción de los discursos, sin analizar el modo en que
son recibidos por las audiencias. Toda vez que no se puedeasumir
que todoslosdiscursos sonexitosos, es esencial considerar cómoson
producidos, y cómoy por quiénson recibidos (de IpoJa, 1983; Sigal
and Verón, 1982;...
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