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UN SISTEMA DE ATENCIÓN A LA SALUD
JUSTO PARA UNA USUARIA
María Luisa Pfeiffer
La realidad de la salud en nuestro país nos duele y podríamos decir
que nos duele esa realidad en toda América. No hay nada que provoque
más al pensamiento que el dolor que brota de la realidad y es precisamente del dolor que debería ocuparse un sistema de atención a la salud:
del dolor del que está enfermo, del dolordel que aún no sabe que lo está,
del dolor del que va a morir, del dolor de aquellos que aunque no estén
enfermos necesitan del médico, de su consejo, de su palabra veraz, de su
compromiso con la salud de la sociedad. Como médicos, como bioeticistas,
nos sentimos llamados al compromiso, a la solidaridad; hemos asumido
una función en la sociedad de la que no podemos abdicar, la de proclamar
y poneren acto la justicia.
La justicia simboliza hoy, como siempre, la ley, el orden, la fuerza
moral y la integridad impecable en todos los actos, grandes o pequeños,
que constituyen la vida cotidiana. El justo ha sido siempre asociado e
incluso identificado con el bueno. Él busca el bien, no sólo el particular
sino el común que para una sociedad como la nuestra está asociado a la
libertad, la igualdady la solidaridad. Muchas veces acentuamos alguna
de estas condiciones del bien común olvidando a alguna de las otras dos,
por ejemplo acentuamos la libertad pensándola como absoluta para cada
uno y olvidamos que nuestra condición de hombres sociales la limita.
Otras veces acentuamos la igualdad poniéndonos como medida: todos
deberían vivir como nosotros; y olvidamos que la medida de la igualdades la solidaridad, de modo que tal vez nosotros deberíamos vivir como
otros. ¿Cuál es la medida de la igualdad en un mundo en que el 60% de
las personas vive en la pobreza y el 20% en la indigencia?1 Somos solidaEn América Latina y el Caribe más de 100 millones de personas viven con $ 8 (ocho
pesos argentinos) diarios, en el mundo son 1000 millones, el 70% son mujeres. Más de
1.800 millones deseres humanos no tienen acceso a agua potable; 1.000 millones
carecen de vivienda estimable, 840 millones de personas pasan hambre, 200 millones
son niños menores de cinco años, 2.000 millones de personas padecen anemia por
falta de hierro, 880 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de salud,
2.000 millones de personas carecen de acceso a medicamentos esenciales.
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rios cuandocompartimos un mismo destino y somos iguales cuando somos todos reconocidos como hombres valiosos y libres, es decir dignos
aunque no seamos idénticos. Si no somos iguales somos algunos más o
menos que otros. Para poder lograr la solidaridad y la igualdad a que
aspiramos, deberemos reconocer como condición que todos somos iguales en dignidad, en valor, en la necesidad de ser reconocidos por elotro y
compartir su vida. Esto es lo que más nos cuesta en nuestra sociedad tan
influida por el individualismo liberal2, reconocer que compartimos un
destino y nadie puede gozar de justicia, de reconocimiento de sus derechos, donde éstos no tienen vigencia para todos. Si entre todos, es decir
unos a otros sin exclusión, no nos reconocemos como seres dignos, iguales y libres, no podrá cumplirseninguna de estas condiciones y no podremos gozar de la justicia ni como comunidad ni como individuos.
La justicia entonces es la vigencia del bien común que exige que entre todos lo construyamos como un estado de equilibrio3 en una sociedad
en que las relaciones entre las personas entre sí y entre éstas y las instituciones se realicen en un marco de respeto y reconocimiento mutuo.
Aristóteles nosexplicó que el modo más perfecto para conseguir la justicia es la equidad: “la correcta aplicación de fórmulas de moral o derecho
generales a lo particular”. Sabemos que todo hombre tiene derecho a la
salud, ésta es una fórmula general que todos aceptamos y por ello afirmamos que vivimos en sociedades justas, pero recién seremos equitativos el día que cualquier hombre o mujer que encontremos por la...