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-Y
en chicos
dije irritado.
-le
Al parecer, iba a tener que aprender a
convivir con la imagen de un niño recién aparecido y que concentraba poderosamente laatención de toda la gente. No estaba seguro
si era algo que me agradara. Estaba pensando
en eso cuando tocaron el timbre para entrar a
clases. Pedro se me acercó y me dijo:
viste cómo jugaba ese Pepinho?,-¿Ya
¡qué locura, mi hermano, yo quiero ser amigo
de ese muchacho!
En la puerta del salón, coincidimos con
Rosa Gracia. Ella trató de pasar primero, pero
me adelanté sin darme cuenta de lo que estabahaciendo. Cuando quise retroceder, ella
levantó las manos y me dijo "adelante". Me
fui a mi puesto. Estaba resultando un mal día.
Rosa Gracia Pereira era una mulata pequeña
y delgada, de trenzasnegras y dientes muy
blancos, que cuando sonreía, parecía capaz
de detener el tiempo. Sus labios suavemente
camosos componían una boca que parecía un
beso, es decir, era como si estuviera arrojando un besoal aire. Ella me gustaba en secreto,
nunca le había contado ni siquiera a Pedro Al-
la
se daba cuenta por
ves, pero creo que Rosa
Siempre me sentaba
l'orrna en que la miraba'
tomar sus apuntes' Eratras ella y la observaba
Tenía las meiol¡ más inteligente de la clase'
también tenía un extraño
rt's notas del curso y
estuviera Pero no estu.rire distante, como sivieraahí.Berta,suhermana'estabauncurso
y resultaba ser todo
nr¿is arriba que nosotros
superficial' vanidosa' siemtio' y su única cualidad
metida
,r,"t"ti"U"
"" supuesto' sabía explo('r'¿r su belleza que, por
thiáos de la escuela'Sol.rr muy bien entre t'o'
si fuera una
i;,; ;;;á"tte por los pasillos.como
Se rodeaba
,;rva rۇl mostrandi sus plumas'
creían el
u
v iuntas se
"ttu
chicos estaban
('('lltro del mundo' Todos los
su
Berta'Pero a mí me gustaba
¡,,.'"a"aos de
lrcrmana, Rosa Gracia'
clases nos tocaDurante aquella hora de
escolar' un curso que
lr,r cl taller de periodismo
la
asesor del diario de
rrrrpartía Marcio Joel'...
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