156 La amenaza fantasma
The Phantom Menace
01
Tatooine.
Los soles ardían en un cielo azul y sin nubes, bañando las inmensas llanuras desérticas del
planeta con una intensa luz blanca. Los resplandores que arrancaban al desierto se elevaban de
la lisa superficie arenosa en un húmedo rielar de calor abrasador para temblar entre los
gigantescos acantilados y los promontorios solitarios de lasmontañas que constituían el único
accidente geográfico del planeta. Nítidamente definidos, los monolitos se alzaban como
centinelas que montaran guardia entre una calima acuosa.
Cuando los módulos de carreras pasaban junto a ellos con un fragor de motores, el calor y la
luz parecían hacerse añicos, y se hubiese dicho que hasta las mismas montañas temblaban.
Anakin Skywalker llegó a la curva delcircuito detrás de la que se alzaba el arco de piedra que
marcaba la entrada al Cañón del Mendigo, en la primera vuelta de la carrera, y empujó las
palancas impulsoras, transmitiendo un poco más de energía a los motores. Los cohetes en forma
de cuña vibraron con un nuevo estallido de impulsión: el derecho se estremeció con mayor
violencia que el izquierdo, con lo que el módulo en el que iba sentadoAnakin se inclinó hacia la
izquierda pues de otra forma habría sido imposible superar la curva. Anakin se apresuró a
corregir el rumbo para enderezar el vehículo, dio un poco más de energía a los motores y
atravesó el arco. Una estela de arena acompañó su llegada, llenando el aire con relucientes
nubes de partículas que giraron y danzaron a través del calor. Anakin entró en el cañón, la
palanca decontrol firmemente empuñada en una mano mientras los dedos de la otra
revoloteaban sobre los controles.
Todo esa increíblemente rápido. Un solo error, una sola decisión equivocada, y Anakin
quedaría fuera de la carrera y tendría mucha suerte si no moría. Y precisamente en ello residía la
emoción. ¡Tanta energía y tanta velocidad pendientes de las órdenes de sus dedos, y ningún
margen para el error!Dos enormes turbinas impulsaban un frágil módulo y a su conductor sobre
llanuras arenosas, alrededor de escarpadas montañas, en vertiginosos descensos por cañadas
llenas de sombras y por encima de abismos aterradores en una serie de mareantes curvas y
saltos ejecutados a la mayor velocidad posible. El módulo estaba unido a los motores por una
serie de cables de control, y hebras de energíacorrían de un motor al otro. Si cualquier parte de
los tres chocaba contra algo sólido, toda la estructura se desintegraría en una erupción de
fragmentos metálicos y una llamarada de combustible para cohetes. Si una sola parte se
desprendía, todo habría terminado.
Una sonrisa iluminó el rostro del joven Anakin, que transmitió más energía a los impulsores.
Delante de él, el desfiladero se estrechaba ylas sombras se volvían más oscuras. Anakin se
lanzó sobre la ranura de claridad que conducía a las llanuras, manteniéndose pegado al suelo
allí donde había más espacio. Si volaba alto, corría el riesgo de chocar contra las paredes del
desfiladero. Eso era lo que le había ocurrido a Regga el mes anterior en una carrera y aún
estaban buscando los trozos.
A él no le ocurriría.
Anakin volvió a empujarlas palancas impulsoras y salió de la brecha para entrar en las
llanuras con un aullido de motores.
Sentado en el módulo con las manos sobre los controles, Anakin podía sentir cómo la
vibración de los motores se deslizaba a lo largo de los cables de control para llenarlo con su
música. Envuelto en su improvisado mono de vuelo, con su casco de carreras, sus anteojos y
sus guantes, se hallaba tanincrustado en su asiento que podía sentir el tirón del viento en la piel
del módulo debajo del él. Cuando volaba a tales velocidades, Anakin nunca se limitaba a ser el
conductor de un módulo de carreras o un mero implemento de éste, sino que se fundía con el
todo, y motores, módulo y él quedaban unidos de una manera que era incapaz de explicar.
Anakin percibía cada pequeña palpitación, cada...
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