17
Jonathan Quell abrió de un manotazo la puerta sobre la que estaba escrito «Administrador General» y entró corriendo en el despacho. Sus ojos parpadeaban a toda velocidad detrás de los cristales de sus gafas, y su expresión indicaba claramente lo preocupado que estaba. —¡Mire esto, jefe! —Jadeó después de colocar sobre el escritorio un papel doblado por lamitad. Sam Tobe se pasó el puro de una comisura de la boca a la otra y clavó los ojos en el papel. Después se llevó una mano a la barbilla, se la frotó y la aspereza de los pelos le recordó que no se había afeitado. —¡Por todos los infiernos! —exclamó—. ¿De qué demonios están hablando? —Dicen que enviamos cinco robots AL —le explicó Quell, aunque el mensaje de la hoja no necesitaba ningunaaclaración. —Enviamos seis —dijo Tobe. —¡Por supuesto, señor! Pero al otro lado sólo recibieron cinco. Nos han enviado los números de serie, y falta el AL-76. Tobe echó su silla hacia atrás mientras alzaba su enorme masa y cruzó el umbral del despacho moviéndose tan deprisa como si tuviera un par de ruedas bien engrasadas en vez de pies. Cinco horas después, toda la planta estaba patas arriba, desde lassalas de juntas hasta la cámara de vacío; y cada uno de sus doscientos empleados había sido sometido a un demoledor tercer grado, un sudoroso y desmelenado Tobe envió un mensaje urgente a la planta central de Schenectady. Y algo muy parecido al pánico se adueñó de la planta central. Por primera vez en toda la historia de la Compañía de Robots y Hombres Mecánicos de los Estados Unidos un robot andabasuelto. Lo más grave no era que la ley prohibiese la presencia de ningún robot en la Tierra fuera de las fábricas de la empresa que contaban con licencia gubernamental para ello. Las leyes siempre pueden ser quebrantadas. Lo realmente grave era otra cosa, y un matemático del departamento de investigación se encargó de expresarlo con toda claridad. —Ese robot fue creado para conducir un disinto enla Luna —había dicho ese matemático—. Su cerebro positrónico fue concebido para funcionar en el entorno lunar y únicamente allí. En la Tierra va a recibir unos cuantos muchillones de impresiones sensoriales para las que nunca ha sido preparado. No hay forma humana de predecir cuáles serán sus reacciones. ¡No tenemos ni idea de lo que puede hacer! El matemático se pasó el dorso de la mano por lafrente, y descubrió que la tenía cubierta de sudor. Al cabo de una hora un estratoplano partía hacia la planta de Virginia. Las instrucciones eran muy sencillas: «¡Encontrad ese robot, y deprisa!». AL-76 estaba muy confuso. De hecho, en aquellos momentos lo único que había en su delicado cerebro positrónico era confusión y aturdimiento. Había empezado a sentirse así 92 cuando descubrió que se hallabaen un entorno muy extraño. No tenía ni idea de cómo había ido a parar allí, y nada era como debería ser. Había algo verde debajo de sus pies, y se encontraba rodeado por unos extraños cilindros amarronados con más verde en su parte superior. El cielo tendría que haber sido negro, pero era azul. El sol redondo, amarillo y caliente era irreprochable, pero... ¿Dónde estaba la piedra pómez que habríatenido que estar pisando, y adónde habían ido a parar los inmensos cráteres que tendrían que estar formando círculos de crestas montañosas a su alrededor? Lo único que podía ver era el verde debajo y el azul encima. Los sonidos que lo rodeaban le resultaban totalmente desconocidos. Había atravesado una corriente de agua que le llegaba hasta la cintura. El agua era de color azul, estaba fría ymojaba; y cuando se había cruzado con seres humanos -lo que había ocurrido de vez en cuando-, ninguno de ellos llevaba puesto el traje especial que debería haber estado utilizando. Y, aparte de eso, todos los humanos que le habían visto gritaron y echaron a correr. Un hombre le había apuntado con una pistola y la bala había pasado silbando muy cerca de su cabeza, después de lo cual el hombre...
Regístrate para leer el documento completo.