1897. Soledad de espíritu

COMUNICACIÓN

1897: Soledad de espíritu/ apoyo epistolar

ANTONIO SANDOVAL ULLÁN

UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

La crisis de Unamuno de 1897 representa un punto de inflexión en la vida de nuestro autor. El resultado de este episodio es el nacimiento de otro Unamuno de un Unamuno mas legítimo, es decir, más fiel así mismo, más íntimo en una palabra.

La crisisdel ´97 fue una vuelta a la infancia. Pero para entenderla debemos tener claro que dicha crisis fue de origen psíquico y nada somática. El miedo a la muerte, a caer en brazos de la Nada, es decir, a caer en brazos de la Esfinge atormentaba a nuestro autor. Si a todo esto le unimos la enfermedad de su hijo Raimundín[1] tenemos un cóctel explosivo que estallará la noche del 21 al 22 de marzo de 1897,como nos recuerda en su carta dirigida a Unamuno, Mario de Sagarduy y Altolaguirre, fechada en noviembre de 1897: ¡Jamás se me olvidará la noche del 26 al 27 de mayo[2], que noche Miguel, que espantosa! Que no tengas otra igual. Pero lo importante son los sentimientos de honda aflicción que esta noche provocó en nuestro autor y en su amigo Mario, que meses después sigue manifestando una granpreocupación por el estado anímico de su amigo Miguel de Unamuno.

El miedo a la muerte como anonadamiento, como aniquilación de la propia persona no fue vivida por Unamuno hasta que nació Raimundín. Con su nacimiento y sus posteriores enfermedades, es decir, su meningitis tuberculosa y su posterior hidrocefalia la sensación de tener en la propia casa a la muerte no había existido para D.Miguel. Recordemos que el único fallecimiento habido en el seno de su hogar fue el de su padre: Murió mi padre en 1870, antes de haber yo cumplido los seis años. Apenas me acuerdo de él y no sé si la imagen que de su figura conservo no se debe a sus retratos que animaban las paredes de mi casa[3]. Unamuno era muy niño, por lo tanto, no lo recordaba como algo vivido intensamente, como algoextremadamente doloroso como lo será la muerte de Raimundo Jenaro. Todo el dolor que sintió Unamuno por la enfermedad de su hijo la podemos ver en su Diario Íntimo y en los comentarios que sus amistades le hacen al respecto. En su Diario Íntimo podemos leer: La vista siempre baja. Y ¡qué atrasado! No se ríe, no se fija, no conoce a los tres meses. El de Doña Isabel con diez días más, conoce y se ríe[4]. Unatras otra todas las referencias al niño tienen el mismo matiz, pena, asombro ante la desgracia del niño que no ha hecho nada para merecer esa enfermedad tan terrible. Entre las cartas que recibe en el año 1897 y que hablen de Raimundín me gusta destacar la de Timoteo Orbe en la cual le dice: No creo que haya hecho usted con absoluta liberta lo que ha hecho. Creo que la obsesión de su pobre hijoenfermo ha revuelto lo más hondo de su espíritu; el atavismo ha hecho de las suyas al verse un momento libre de los frenos que la inteligente razón de usted le impuso. Yo pienso en la enorme tristeza que ha debido invadir a usted con el triste espectáculo del infeliz ser herido en la cabeza, la pesadumbre constante de esa desgracia, sonando sin cesar en su corazón, como una gota de agua en perennecaída, hay para enloquecer, y usted ha enloquecido como enloquecen los buenos, haciéndose mejor”[5]. La afirmación de Timoteo Orbe me parece muy acertada, pues, personalmente, creo que el detonante de la crisis unamuniana fue la enfermedad de su hijo. La presencia constante de una muerte lenta, pausada, que no tiene prisa por llevarse al fruto del amor. Este sentimiento es el más terrible y por elloUnamuno sufre mucho más que si hubiera sido una muerte rápida, fulminante. De esto se deriva un sentimiento de querer por un lado que se vaya pronto, que muera pronto para que deje de sufrir pues una vida así no merece la pena de ser vivida y, por otro lado, siempre se tiene la esperanza de una recuperación. El sufrimiento es espantoso verlo tan pequeñito y sufriendo tanto. Y como él lo sabe y...