19
Antonia María Pérez Naya
MUERTE Y ARQUITECTURA
Nada es más ineludible que la muerte. Somos seres “con fecha de inicio y con límite de caducidad”1. Por tanto, reflexionar sobre esto no es más que enfrentarse
quizá a lo único verdadero.
De hecho, esta comunicación presenta una breve investigación de las consecuencias arquitectónicascontemporáneas derivadas de lo anterior. Partiendo de la premisa que, desde sus orígenes, la arquitectura forma parte de la existencia del hom2
bre , dando respuesta a las necesidades derivadas, no sólo de la vida sino también,
de la muerte. Consecuentemente, la gran mayoría de los monumentos de la antigüedad
que hoy admiramos son de carácter funerario. No existen prácticamente culturas que
3
abandonena sus muertos sin ceremonias o sin pequeños “monumentos” , con frecuencia
más suntuosos que las casas de los vivos, siempre relacionados con su memoria.
Sin embargo la sociedad actual, materialista y desacralizada, ha perdido la estrecha relación que la arquitectura ha mantenido a lo largo del tiempo con la muer4
te, como resultado de que ésta se ha convertido en el nuevo “tabú social” , que nosólo se encubre sino que se ha convertido en un simple hecho biológico frente al
que se lucha contra reloj. Lo que se traduce en un desinterés y cierto menosprecio
ante los espacios funerarios en contraste con otros momentos.
ORÍGENES
Para introducir el mundo de la arquitectura funeraria contemporánea es necesario
hacer una breve referencia al pasado, para subrayar que el cementerio, tal como hoy
loconocemos, tiene un origen relativamente reciente.
Durante muchos siglos, desde el siglo V aproximadamente hasta finales del siglo
XVIII, las iglesias eran los únicos espacios para los muertos, que se inhumaban
bajo su amparo de forma anónima, exceptuando los personajes ilustres. La tolerante
convivencia medieval con los cadáveres, las imágenes macabras y la “vanitas” del
Barroco se transformancon el Romanticismo, que cambia el talante tétrico anterior.
Se da un nuevo sentido a dejar de existir. El hombre se preocupa menos de su propia
5
muerte, y más de la de sus seres queridos, es lo que denomina Ariés “la muerte del
1
2
3
4
5
GONZÁLEZ DE CARDEDAL, O. Sobre la muerte, Salamanca: Ed. Sígueme, 2002, p. 10.
BAKER, G. H. Análisis de la forma. México: G. Gili, 1991, p. 17.
Partimos de laconsideración de que toda obra de arquitectura funeraria alberga la intención última
del monumento: el recuerdo, independientemente de su valor artístico o arquitectónico. Ver RIEGL,
A. El Culto moderno de los monumentos. Madrid: Visor, 1987, LE GOFF, J. Documento/Monumento. Memoria-Historia. Enciclopedia Einaudi. Vol. I, I. N. Lisboa, 1984.
VOVELLE, M. Ideologías y Mentalidades. Barcelona:Ariel, 1985. pp. 108-116.
ARIES, Ph. Historia de la muerte en Occidente. Desde la Edad Media hasta nuestros días. Barcelona:
El Acantilado, 2000, p. 69.
II CONGRESO INTERNACIONAL DE ARQUITECTURA RELIGIOSA CONTEMPORÁNEA ENTRE EL CONCEPTO Y LA IDENTIDAD
·
OURENSE
2009
ANTONIA MARÍA PÉREZ NAYA
· 2
otro, la muerte ajena, cuya añoranza y recuerdo inspiran... el nuevo culto a las
tumbas y a loscementerios”.
Con el advenimiento del siglo XVIII debido al pensamiento romántico, a los principios de la Ilustración, a las ideas higienistas y a los avances en las ciencias,
comenzaron a alzarse voces de denuncia, simultáneamente en toda Europa, de la situación insalubre de las iglesias, iniciándose lo que muchos denominaron “el exilio
6
de los muertos” .
Era necesario proyectar cementeriosextramuros con unas premisas de partida totalmente distintas a las anteriores y el problema era que no existían apenas refe7
rencias (Fig. 01). Por un lado se inicia la búsqueda de una nueva tipología y por
otro se constata la importancia que adquiere la tumba privada como lugar de memoria
y conmemoración. En estos cementerios continuaban reconociéndose los estamentos
sociales, puesto que la burguesía...
Regístrate para leer el documento completo.