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2) Entre las décadas del ’60 y ’70 América Latina en su extensión se encontró azorada por dictaduras militares funcionales a los intereses del imperialismo Yanki, que buscaba sostener su hegemonía en el marco de la polarización mundial que lo enfrentaba con la Unión Soviética durante la Guerra Fría.
Es un periodo de fuerte conflictividad social, del que se desprenden o cristalizan posiciones decuestionamiento en torno de ejes fundamentales como la distribución de la riqueza y de la tierra, y la participación de los Estados en el Mercado Internacional. Dicha participación iba en desmedro de sus economías internas dado que los países latinoamericanos se hallan inscritos en la División Internacional del Trabajo como exportadores de materias primas. Dicho en otras palabras, comodependientes.
Como señala el fragmento de Hobsbawm, estaba claro que para las diversas facciones de la Izquierda latinoamericana, el enemigo externo era el imperialismo, encarnado en la figura de los Estados Unidos, pero hubo controversias acerca de a quién identificar como enemigo interno y plantear entonces la viabilidad de la revolución: ¿Era la burguesía local, o los latifundistas?
La lectura entorno de esta cuestión es de vital importancia a la hora de definir un plan programático para la transformación. Los partidos de Izquierda ortodoxos consideraban que era necesario acabar con las relaciones presumiblemente precapitalistas que pervivían como la aparcería1 en Cuba y alentar el crecimiento industrial para que con éste se desarrolle una burguesía nacional, y así conducir la revoluciónproletaria. Pero eso significaba esperar algo que tal vez no sucedería, y que de hecho no sucedió.
“La ideología que derivó de la revolución cubana partía de la premisa de que las condiciones revolucionarias estaban objetivamente dadas en la mayoría de los países latinoamericanos. Más todavía a diferencia de lo que postulaban los PC latinoamericanos, tal ideología planteaba la unidad de la luchaantiimperialista con la anticapitalista, destacando que en América Latina no existían burguesías nacionales”2
La revolución cubana, cuyo inicio podemos situar en Julio de 1953 con el intento de asalto al cuartel Moncada, pone punto final a la dictadura de Fulgencio Batista, militar títere de los intereses norteamericanos, en enero 1959 luego de arduas luchas en donde diversos sectores debieron tejeralianzas estratégicas con la insurrección armada como herramienta, tal y como fue estipulado en el “Pacto de Caracas” firmado por once organizaciones con excepción del PSP, que se mantenía coherente con su tradicional política de “lucha de masas”, en la misma línea de la izquierda ortodoxa que señalaba más arriba. Sin embargo, varios militantes de esta última fueron tomando parte activa en larevolución aunque no de forma orgánica. Esto si sucedería mas tardíamente con la radicalización de la revolución, que de nuevo reconfiguraría las alianzas y las oposiciones. 3
En el caso de Nicaragua con también puede observarse la confluencia de sectores contrapuestos a la hora de confrontar la dictadura de Somoza. La revolución Sandinista que duraría hasta 1990 había sido protagonizada por el FSLNque a pesar de los errores en los que pudo haber incurrido políticamente, recuperó la experiencia cubana, y provocó la reacción de fracciones que añoraban determinadas cuestiones del sandinismo originario. Incluso la iglesia sirvió como mediadora de clases luego de configurar rupturas con su pasado oligárquico.4
“ La ruptura del equilibrio interno del bloque dominante, en favor del desmesuradocrecimiento del clan Somoza, apresuró el fin de la unidad política del régimen hasta formar una disidencia interoligárquica que pronto activaría a otros sectores descontentos: las capas medias, profesionales, liberales, pequeños y medianos empresarios, sacerdotes, estudiantes, etcétera.”5
Por otro lado la vía chilena hacia el socialismo se había planteado de una manera totalmente distinta. Se basó en...