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“Tragedia e ilustración”
Christopher Rocco; Ed. Andrés Bello, Santiago

Capítulo 3
Liberando el discurso: la política de la verdad en el Gorgias de Platón

Y no sólo Aristóteles sino toda la antigüedad griega piensa acerca del rencor y la envidia de modo diferente que nosotros, y participa del sentir de Hesíodo, que en un pasaje llama ma­ligna a la Eris [Discordia] que conduce a los hombres aluchas hostiles de aniquilación, mientras alaba la bondad de la Eris que, alimen­tando los celos, el odio y la envidia, impulsa a los hombres, pero no hacia las luchas de ani­quilación sino hacia las luchas del atletismo.
Friedrich Nietzsche, "La lucha de Homero" (1871-72)
Estamos sometidos a la producción de verdades a través del poder, y no podemos ejercer el po­der sino mediante la producción deverdad.
Michel Foucault,
"Two Lectures", en Power/ Knowledge
Según Diógenes Laercio y la tradición de los manuscritos me­dievales, el Gorgias de Platón lleva el subtítulo "o sobre la retó­rica" (e pen rhetorike), una designación quizá demasiado obvia que surge de la pregunta inicial que Sócrates le plantea a Gorgias: ", ¿Qué es la retórica?".' Los críticos modernos conceden la corrección formal deesta designación pero niegan que sea adecuada como descripción del alcance o el propósito del diá­logo. Es una pregunta preliminar acerca de la función de la retórica, alegan, no el tema del diálogo. Los temas principales surgen gradualmente durante la conversación: el problema de la Justicia, la cuestión de si es mejor cometer injusticias o sufrirlas, y el valor de la vida filosófica por sobrela vida política. El tópico de la retórica parecería incidental, pues, ante estos problemas de mayor peso. Aquí el asunto es la base moral de la política —el diálogo se interesa ante todo en cómo debería­mos vivir—, no el arte del rétor.
Pero últimamente la retórica ha experimentado un nue­vo impulso, y quizás este interés renovado ayude a revelar una dimensión del diálogo que antes estaba elidida.Para los filó­sofos contemporáneos y los teóricos literarios, el giro retórico no es accesorio a las apremiantes preguntas del poder y la mo­ralidad, sino que las implica directamente. Pensemos en la nue­va interpretación de los sofistas por parte de Michel Foucault, en el enfrentamiento de Jacques Derrida con el Fedro de Pla­tón, en la apropiación de la filosofía "pagana" de la Retórica deAristóteles por parte de Jean-François Lyotard, o en la defensa de una ética del discurso antirretórico en Jürgen Habermas.
Los sofistas y los rétores revelan la voluntad de poder que ace­cha tras las proclamas de los filósofos. Para Derrida, la retóri­ca brinda las herramientas necesarias para desenmascarar los orígenes y prácticas del logocentrismo occidental. Lyotard se vale de la Retórica paradesechar el aserto de que "la política puede derivar de lo teórico".' Habermas se apropia de una tra­dición de virtud cívica que se remite a la deliberación aristoté­lica y el diálogo socrático en su formulación de una ética comunicativa. Aunque no negaré que el Gorgias trata acerca de "cómo deberíamos vivir", sobre todo porque considero el tema del poder y la moralidad como un tema central deldiálogo, es conveniente para mi propósito, curiosamente, prestar atención a lo que se ha desdeñado como obvio: que el Gorgias es sobre la retórica, y que la retórica importa. Creo que el diálogo re­conoce la fuerza y la importancia de la retórica, al igual que estos teóricos contemporáneos. ¿Qué mejor texto que el Gor­gias, pues, para clarificar la presente controversia acerca de la relación entre verdady poder?
En esa disputa, Habermas y Foucault nos ofrecen una op­ción entre la derivación comunicativa de las normas o su im­posición política, entre el logro cooperativo de un consenso o el triunfo estratégico sobre un oponente, entre la aceptación de la "fuerza no forzosa del mejor razonamiento" o la victoria en una discusión para dominar La conversación y a los demás. Si Habermas considera...